Dos

204 35 25
                                    

—¿Tú qué opinas? —preguntó en voz alta y con la vista fija en uno de los altos faroles que iluminaban el parque cubierto por la oscuridad de noche, escondido en una amplia chaqueta beige que alcanzaba a disimular la pijama que no se había cambiado por pereza.

Taehyung se desvió por un momento a admirar las pocas estrellas en el cielo y tuvo que bajar la mirada cuando no recibió más que silencio.

Se agachó en medio del camino de piedritas en donde estaba parado hasta sostenerse sobre sus talones, y tuvo que encarar en espera de una respuesta al gran labrador que solo se acercó a él en busca de caricias.

No dudó en dárselas.

—¿Tú crees que...? —miró de reojo a su alrededor para verificar que nadie más pudiese oírle o verle hablar con el perro, solo hasta entonces animándose a tomarle el rostro con ambas manos hasta que le miró a los ojos, como si con eso le pudiera hacer entender—. ¿Tú crees que Jungkook tiene razón? ¿Crees que yo podría...?

Pero no terminó de decir cuando su mente le recriminó por lo tonto que estaba siendo.

Muy, muy tonto.

Tonto e ingenuo, debía de decir. Porque por mucho que se haya opuesto en un inicio, Taehyung notó que fue casi inconsciente la forma en que comenzó a creer en las palabras de Jungkook cuando le decía que todo iba a estar bien, que aún podía lograr lo que quería. Y aunque supuso que solo era intento para brindarle algo de tranquilidad o confianza, no podía... dejar de pensar en ellas.

Casi se sentía como un peso menos de encima, cuando la realidad era que todavía no había cambiado nada. Todo seguía igual.

Y no es que no confiara en él, pero vamos...

Jungkook incluso podía abandonarlo en cualquier momento y él no podría culparlo. Ni siquiera se enojaría porque era completamente entendible. Esperaba que lo hiciera.

Todas esas responsabilidades, solo le correspondían a él. Nadie más tenía porqué cargar con ellas.

Y fue con eso en mente y con un denso cansancio que le hizo doler la cabeza, que Taehyung soltó un largo suspiro y finalmente se puso de pie. Primero caminando tranquilamente, después apresurándose un poco más en sus pasos cuando no se pudo oponer al entusiasmo del perro que tiró fuerte de él.

Se colocó como pudo uno de los auriculares y continuó con el paseo que afortunadamente había recordado hacer a última hora del día. O bueno...

En realidad, algo con cuatro patas y mucho pelo, se lo tuvo que recordar.

Nunca antes había tenido la responsabilidad de cuidar de un animal ajeno ni tampoco creía estarlo haciendo del todo bien, pero como su hermana le había confiado a su mascota mientras ella volvía de un largo viaje, intentaba esforzarse.

No le molestaba cuidar de él, solo que... a veces lo olvidaba.

De hecho, ese paseo improvisado había sido algo así como una compensación por no jugar con él como supuso que debía de estar acostumbrado. Porque el labrador de su hermana siempre se entusiasmaba demasiado con su compañía y llevarlo a caminar al parque era lo único que podía hacer por él. Taehyung tampoco pretendía apaciguar toda su energía, pero... esperaba que con eso fuera suficiente.

Entre el clima fresco y la leve ventisca que hacía el trayecto más agradable, se permitió ver su entorno con mayor detalle, no resistiéndose a perderse un rato en ello porque bueno, tampoco es como que tuviera otra opción. Solo podía mirar el mismo paisaje una y otra vez, en cada vuelta encontrando algo más.

Se distrajo entre los edificios altos que eran iluminados a la distancia y pronto su mirada se perdió de nuevo en las estrellas más allá, sintiéndose un poco tonto cuando vio una singularmente brillante y cerró sus ojos al instante, casi avergonzándose de sus ingenuos pensamientos.

From Your Point Of View | TKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora