¿Cliché?

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¿Qué es lo que podría salir mal en el primer día de clases? Si se pensaba bien a cualquiera se le podrían ocurrir un par de estas como lo era llegar tarde y tener que pasar cuando las clases ya había iniciado, hacer el ridículo de alguna forma, entrar al salón equivocado, solo por nombrar las más comunes, pero si le preguntaban a Madison lo peor sería ser la nueva y no llegar el día oficial de clases, sino un mes después de este y en donde es más que obvio que nadie se preocupa por el gran primer día.

Con la edad de 17 años los adultos podrían pensar que es una buena edad para ser maduro, saber lo que uno querría de la vida porque se está tan cerca de la vida universitaria y posterior a ello pertenecer a la sociedad como alguien factible, pero si se es honesto con uno mismo a esas edad uno aun piensa en poder gustarle a su crush, la mejor canción, serie, película o artista que hay en el momento, el último chisme y por supuesto la tan temida virginidad que cualquier adolescente querrá deshacerse de ella a como dé lugar y no importa si uno es hombre o mujer no la quieres contigo; así que definitivamente uno no es maduro en realidad y un par de años después tampoco se lograra esa madurez inmediata que esperan, es algo que muchos padres no entienden y eso pasaba con los padres de Madison.

Público el tweet y no pasaron más de dos segundos cuando un montón de respuestas y retweets fueron dados, salió de su cuenta para evitar se trabará su celular, ya había pasado antes y fue un desastre total, aunque ni siquiera eso había logrado hacer que dejara de sentir vergüenza por lo que iba a pasar el día de hoy, en su mente se repetía un "tienes 17 años y es una edad para ser madura" que casualmente tenía la voz de su madre.

—Cariño, debes bajar del auto, vamos retrasados—. Una voz rompe el suave silencio que había en el auto, el tono era de dulzura queriendo disfrazar la desesperación y era más que obvio cuando el tiempo no se detenía y Madison no salía del auto, no solo se estaba tardando ahora, sino que también lo había hecho más temprano.

—No me siento bien—. Es lo que dice viendo por la ventana cómo los estudiantes entraban apurados por las puertas del edificio—. Se ve... No lo sé, horrible.

—No es para tanto, tu hermano estudió aquí y salió bastante bien.

—Mmmm...—. Claro, super bien, piensa con evidente sarcasmo ante las palabras de su madre.