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A pesar de no haber conseguido la entrevista, Nora me anima y me dice que intentará hablar con alguno que conoce para que me ayude. Entre tanto voy dándole largas a mi jefa que no deja de preguntarme cómo va. Lógicamente no quiero perder esta oportunidad así que le miento diciéndole que ya estoy en ello. Pasan las semanas y mi amiga sigue sin decirme nada. Yo tampoco quiero agobiarla porque últimamente ha tenido mucho trabajo y llega a casa agotada, ni siquiera tiene fuerzas para pelear con Jeremy, y eso que le encanta.

Desesperada me decido a volver al club donde fui con Nora y conseguir, esta vez sí, una entrevista con algún Amo. Nora está de guardia en comisaría así que no se va a enterar y Jeremy está en la clínica haciendo la guardia de un compañero. El único que se puede enterar es Ethan y espero a que se duerma para arreglarme y salir de casa sin hacer mucho ruido.

A los diez minutos estoy en la puerta del club. Ahora recuerdo que Nora le dijo algo al portero, ¿qué sería? En lugar de venirme abajo, me coloco el pelo en un lado y ajustándome el vestido de tirantes lencero que llevo me dirijo hacia la puerta.

—Buenas noches.

—Señorita, ¿está en la lista? —¿Hay una lista? Maldición, no lo sabía.

— ¿Sabes qué pasa? Soy nueva y no tenía ni idea de la lista pero vine el otro día con mi amiga, ¿te acuerdas? ¿A la que saludaste con un beso en la mano?

Poco me importa que Nora se entere de que he estado aquí, ahora lo esencial es salir de aquí con una cita con un Amo. El hombre me mira de arriba abajo y yo aguanto estoicamente con una sonrisa seductora como la que he visto millones de veces poner a mi amiga del alma. Por suerte funciona y me deja entrar.

El interior del local está hoy a rebosar de gente, ¿habrá una fiesta? Me dirijo a la barra para poder visualizar mejor y me pido un cóctel, a ver si el alcohol me da el ánimo necesario para acercarme a alguno de ellos porque la verdad es que todos los hombres de la sala están bien buenos. Pasa el tiempo y me aburro de ver pasar a gente de allá para acá, cruzar las puertas del placer, como las he bautizado, y reír y bailar en el centro del local.

—Otro cóctel para la señorita, por favor —oigo una voz a mi derecha que me acaba de pedir otra copa. Esperemos que no sea otro psicópata como el del otro día. Giro la cabeza y le sonrío abiertamente. Lo que veo me agrada bastante pues un hombre alto, de pelo corto y rubio, ojos azules y con barba de varios días. Lleva un traje negro que le sienta como un guante y se sienta en el taburete de al lado de forma elegante.

—Gracias.

—Gracias, Tony —contesta al camarero cogiendo la copa que me ha pedido y ofreciéndomela —. Aquí tiene.

—Muy amable —cojo la copa y brindo con la suya antes de darle un sorbo —. ¿A quién le debo agradecer la invitación?

—A Nathan Hunter —responde con voz profunda y gran convicción mostrándome la mano para que se la estreche.

—Encantada y gracias, señor Hunter —tras el apretón de manos me coloco el cabello a un lado como cuando pretendía entrar al pub mostrándome más coqueta de lo que suelo ser.

— ¿Y a quién he invitado yo?

—A Sophie Tyler.

—Encantado, Sophie. Tengo la sensación de que esta es su primera vez por aquí, ¿me equivoco? —Claro que no se equivoca, puedo ser la pardilla cobarde del otro día, pero debo parecer tranquila, no, de hecho, debo ser Nora. ¿Qué haría ella en una situación como esta?

—Lamentablemente, se equivoca —le respondo jugando con la pajita humedeciéndome los labios. He visto a mi amiga hacer esto cientos de veces pero el brillo que descubro en los ojos del tal Nathan no sé si me gusta...

Simplemente perfectaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora