En el segundo que la confusión gana la batalla vuelve a agarrarme de la mano y tirar de mí llevándome hacia el edificio que está ante nosotros. Saluda al portero al entrar y nos metemos en un ascensor con un botones en su interior. Miro a mi alrededor sin entender mucho lo que está pasando. Se despide del joven que no oculta la sonrisa al vernos salir. Allen me lleva de la mano hasta una puerta cercana donde se lee un número. Abre la puerta y me invita a entrar al lugar más sofisticado y elegante que he visto jamás. Me quedo en mitad del salón mientras desaparece por el pasillo. Observo a mi alrededor: sofás, lámparas, cuadros... Todo parece tener un incalculable valor. Vuelve al instante con una botella pequeña de agua y un vaso. Vierte parte de su contenido y me la ofrece. Dudo por un momento pero estoy bastante sedienta tras la acalorada situación que he vivido y me bebo su contenido de un solo trago.
—Menos mal que era solo agua —musita mientras me mira divertido como soy presa del pánico. ¿Qué demonios hago aquí? ¿Acaso no le ha quedado claro lo que le he dicho abajo?
Coge el vaso y se sienta en el brazo de la chaisselongue echando lo que queda de agua de la botella. Bebe del vaso y yo vuelvo a estar hipnotizada ante él. Estoy clavada en el suelo, sin ser capaz de mover un solo músculo.
—Nathan me ha dicho que necesitas mi ayuda —la sonrisa de autosuficiencia vuelve a su rostro —. Quiero que sepas que estaré encantado de ayudarte.
¿En serio? No puedo creerlo, cada vez que quedábamos para las entrevistas parecía que estaba deseando marcharse. Entonces la idea de recibir su ayuda a cambio de sexo acude a mi mente.
—¿No estarás pensando que me voy a acostar contigo para que me ayudes? —a pesar de sentir un deseo lujurioso por él tengo dignidad y no pienso venderme como una vulgar mujerzuela.
—Desde luego nos vamos a divertir, buen sentido del humor. No he pensado en ningún momento que una cosa sea a favor de otra pero ya no puedo ocultar el deseo que siento por ti. Quiero que los dos obtengamos lo que buscamos, satisfacción. Aparte de eso estaré encantado de ayudarte con lo de la columna.
—¿Por qué? —no salgo de mi asombro. Se levanta y camina decidido hacia mí en silencio. Me quedo mirando fijamente esas pupilas dilatas que me petrifican con un solo vistazo. No hay duda de que el deseo ha vuelto a ellas mientras siento que el calor abrasante del parque ha regresado a mí con fuerza. Se desabrocha la chaqueta y la tira al suelo, tras ella va la camiseta de manga corta dejando al descubierto su pecho bien definido y musculado. Un gemido se escapa de mi garganta ante tal visión.
—No sé por qué sigues negando el deseo que sientes por mí, es el mismo que yo siento por ti. Déjame demostrarte lo bueno que puede ser esto para ti, lo mucho que puedes disfrutar... —No puedo apartar mi vista de los abdominales de Allen que junto a los pectorales y los impresionantes hombros me hacen estremecer.
—Yo...no... —con su mano me sujeta por la barbilla y sube mi cabeza colisionando ambas miradas. Cuanto más me mira más insegura me siento. ¿Qué estoy haciendo?
—Estoy dispuesto a darte todo el tiempo que necesites pero esto al final sucederá porque ambos lo deseamos y eso ya no podemos negarlo —mientras me dice esto se deshace de mi chaqueta del chándal que queda abandonada en un rincón del enorme salón. Aprieto los puños a ambos costados al sentir cómo el deseo pulsa en mi interior antes de volver a sentir su boca sobre la mía. Dulce, ardiente, posesiva... Como si alguien se hubiese apoderado de mi cuerpo le rodeo con los brazos pegando mi cuerpo al suyo. Le correspondo besándole con pasión y de pronto la seguridad que no encontraba, aparece y simplemente sé lo que quiero y lo que necesito con urgencia. Me levanta en vilo y de forma automática le rodeo con las piernas.
Continuamos besándonos. Allen me sujeta por debajo del culo y yo le agarro del pelo dándole pequeños tirones que me hace saber lo mucho que le gusta. Al instante siento algo blando debajo de mí cuando me doy cuenta que estamos en su dormitorio. Se tumba sobre mí sosteniendo su peso en los codos. En ningún momento ha dejado de besarme intercalando besos suaves con otros más exigentes y firmes. Allen se retira poco a poco de mi boca y baja por mi cuello depositando besos cortos que me estremecen de pies a cabeza. Me obliga a levantar los brazos y se deshace de mi camiseta. Sigue deslizándose por mi cuerpo como una serpiente y llega a mi pecho. Baja una de las copas del sujetador y se centra en uno de mis pezones. Se dedica a besarlo, chuparlo y hasta mordisquearlo consiguiendo que surja un terrible dolor entre mis piernas. Gruñe algo que no consigo descifrar que es y me desabrocha el sujetador. Ahora se centra en ambos pezones torturándome con su lengua de manera diabólica.
—Dios... Allen —boqueo buscando el aire que me falta pero no me da tregua. Sigue devorándolos con avidez, tomándolas por turnos. No puedo dejar de moverme aunque él trata de mantenerme quieta sujetando mis brazos estirados a ambos lados de la cama. El frío de la habitación roza mi pecho cuando Allen baja de la cama para quitarse el pantalón y los bóxers. Con su arrogante sonrisa me mira mientras se coloca un condón sobre el miembro excitado. Se agacha para despojarme del pantalón y las bragas. Una intensa sensación de lujuria se apodera de mí centrándose en mi vientre.
—Sophie, llevo deseando esto desde la primera vez que te vi atemorizada al verme en la cafetería. Voy a darte justo lo que necesitas.
Se coloca encima de mí agarrando mis manos por encima de mi cabeza y de pronto le noto entrando en mi interior, penetrándome con movimientos lentos y pausados activando todas las terminaciones nerviosas de mi cuerpo. Cuando se interna por completo en mi interior el suspiro que exhalo se convierte en un gemido agónico.
—Así, mi dulce bombón, no te contengas.
Allen me lleva al límite girando las caderas, rotándolas exigiendo que me abra más para él. Echa la cabeza hacia atrás en un gemido que me llega al fondo del alma provocando que yo haga lo mismo. Devora de nuevo mi boca mientras no cesa en sus embestidas. Deseo agarrarme a sus fuertes brazos pero me tiene sujeta de tal manera que ejerce todo el control. Continúa deslizándose en mi interior, más pausadamente y yo estoy tan excitada que necesito que acabe cuanto antes. Quiero decirle que cambie el ritmo, que vaya más rápido pero no me sale nada coherente. Creo que voy a morir de necesidad cuando cambia el ritmo embistiéndome con fuerza, totalmente concentrado en mis ojos que no sé cómo permanecen abiertos mirando los suyos.
—Perfecta.
La imperiosa necesidad de llegar al clímax se apodera de mí ahogándome. El nivel de intensidad es demasiado y siento deseos de llorar, de gritar, de aferrarme a él, y cuando estoy convencida que no lo voy a aguantar más, Allen arremete contra mí un par de veces más y el placer me alcanza liberando toda esa tensión acumulada.
—Así Sophie, ¡joder! — Se tensa un instante antes de alcanzar su propio placer sin dejar de mirarme.
El mundo se desvanece a mi alrededor en ese momento en el que vuelve a poseerme con su mirada. Es entonces cuando soy realmente consciente de que estoy dispuesta a aceptar todo lo que él quiera hacer. Rueda en la cama y se tumba junto a mí mientras tratamos de controlar nuestras aceleradas respiraciones. Se levanta de la cama y sin mediar palabra se dirige a una puerta al otro lado de la habitación. Intuyo que es el baño al escuchar el agua correr. La inseguridad vuelve a mí y en un momento de cordura me levanto corriendo de la cama recogiendo mi ropa. Me voy vistiendo camino a la salida y salgo disparada de aquel apartamento con el pánico atenazando mi garganta.
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Simplemente perfecta
عاطفيةSophie es una chica dulce e ingenua que un día tiene que hacer una entrevista a un Amo. Lo que ella no esperaba era que ese hombre tan peligroso para ella se convertiría en el hombre al que más querría jamás. Sin embargo no todo puede ser fácil y lo...