Han pasado tres semanas desde que la revista salió a la calle con mi artículo publicado y nada ha sido lo que esperábamos. ¡Ha sido mucho mejor! Se agotó la primera edición a los dos días. Mi jefa estaba encantada con el resultado y me llamó a su despacho inmediatamente. Aún recuerdo mi felicidad en aquel momento aunque me duró poco...
Días atrás estaba sentada en mi mesa charlando con mis compañeras de redacción cuando la secretaria de mi jefa me llamó para acudir a su despacho. Mis compañeras me dieron un apretón de manos y algún abrazo para darme ánimo y felicitarme antes de entrar a recibir halagos, o eso creían. Yo pensaba que íbamos a tratar el tema del ascenso ya que no había vuelto a comentarme nada sobre mi nuevo cargo.
—Buenos días, Sandra —dije al sentarme en los silloncitos donde le gustaba tener las conversaciones importantes.
—Mi querida Sophie, no puedo estar más orgullosa del fantástico trabajo que has realizado —ni siquiera dando buenas noticias era capaz de saber si estaba contenta o no porque el gesto serio no lo cambiaba jamás —. Las ventas se han disparado gracias a tu reportaje, te felicito sinceramente.
En ese momento yo ya pensaba que podía mandar grabar la placa con mi nombre para ponerla en la puerta de mi nuevo despacho pero entonces me cayó el jarro de agua fría.
—Por eso he decidido que quiero más — ¿más? ¿Más qué?
— ¿Cómo? No comprendo...
—El reportaje ha resultado tan exitoso que quiero ser original por lo que he pensado que sigamos indagando sobre ese mundo en una columna semanal. En ella continuarás hablando sobre el BDSM junto al hombre que te ha concedido esa maravillosa entrevista. Por supuesto eso no quiere decir que no tengas tu ascenso que ya lo tienes en tu mano, pero aparte del resto de trabajo que deberás desempeñar debido a tu nuevo cargo, seguirás escribiendo semanalmente el artículo.
Decir que me quedé blanca como la pared es poco. ¿Volver a ver ese hombre que me trastornaba cada vez que lo tenía cerca? ¡No podía pasar por eso! Pero mi jefa no fue muy comprensiva y a pesar de que traté de explicarle que aquello no era una buena idea ni por asomo, tuve que ceder si quería ese despacho de subdirectora.
Nora, Ethan y Jeremy no comprendieron tampoco lo que mi jefa me pidió pero si quería ese despacho debía aceptar todo lo que me pidiese, aunque si seguía pidiéndome cosas iba a tener que decir que no en algún momento.
En cuanto a mis compañeros de apartamento y amigos, apenas les veo el pelo. Desde el día que les dije la estupenda idea que mi jefa me pidió no ha sido sencillo coincidir con ellos. Ethan y Nora tras aquella bronca monumental que tuvieron ninguno de los dos han vuelto a estar en la misma habitación juntos aunque muchas veces llegaban a la vez a casa. No entiendo nada pero cada vez que quiero sacar el tema me evitan. La última fue Nora esta misma mañana antes de irme al trabajo.
—Nora, ¿puedes acompañarme a la oficina? —La asalto en la cama a pesar de saber que habrá llegado hace poco del pub en el que trabaja como agente infiltrada. Tras zarandearla varias veces consigo que emita algún sonido.
—Hmmm... ¿Qué...?
—Vamos despierta, acompáñame por favor al despacho. Hace días que no coincidimos y necesito tu consejo —se gira y aún con los ojos entrecerrados y el pelo revuelto me mira pero al menos no tiene su mirada de odio por despertarla.
—A ver, ¿qué es lo que pasa, Soph? —con voz muy ronca, de recién levantada se incorpora en la cama bostezando.
—Ya sabes lo que es, yo creía que con el reportaje se acababa todo pero ahora me ha pedido lo de la columna con Allen, y ya sabes, que yo... que yo no...

ESTÁS LEYENDO
Simplemente perfecta
RomanceSophie es una chica dulce e ingenua que un día tiene que hacer una entrevista a un Amo. Lo que ella no esperaba era que ese hombre tan peligroso para ella se convertiría en el hombre al que más querría jamás. Sin embargo no todo puede ser fácil y lo...