Al día siguiente me levanto antes de que suene el despertador. Apenas he conseguido conciliar el sueño, los ojos de Allen me perseguían sin descanso y no podía alejar de mi mente la imagen de él agarrando a la mujer de ojos felinos. Ruedo sobre la cama varias veces resoplando. No quiero pensar en él, deseo que se aleje de mi mente, que no me haga sentir deseos de lanzarme a sus brazos cada vez que me lo encuentro. Misión imposible. Unos golpes en la puerta me sacan de mi preocupante obsesión por él.
—¿Sí?
—¿Sophie, estás despierta? —Ethan habla al otro lado de la puerta y le indico que pase mientras me siento en la cama.
—Por fin se te ve el pelo —le recrimino pues desde la pelea con Nora no he vuelto a verle por casa.
—He estado muy ocupado —comenta mientras se tumba en la cama y se queda mirando el techo.
—Bueno ¿y qué tal te va todo?
—Como siempre —lo noto más callado de lo habitual y sospecho que ha venido a contarme algo importante. Se sienta en la cama y se gira quedando cara a cara—. Quería decirte que lamento la discusión con Nora. Sé que es tu mejor amiga y estás preocupada por ella pero todo saldrá bien. Ya llevo unos días siendo su sombra aunque a ella le fastidie, como me lo ha hecho saber ya. Pero no voy a dejarla sola.
—Me alegra saberlo pero tú también eres mi amigo y no quiero que estéis peleados ni enfadados —se levanta de la cama huyendo mi mirada y se despide rápidamente. Tendré que hablar con Nora pues parece que aún haya tensión entre ellos, pero por ahora tengo que ir al trabajo.
Llego a la oficina muerta de miedo. Aún no le he dicho a mi jefa que se olvide de la columna semanal. ¿Pero en qué demonios piensa esa mujer? ¿Pasar más tiempo con Allen? ¡Jamás! Esta mañana he tomado la decisión de olvidarme de él para siempre mientras me tomaba el primer café de la mañana. Aunque, quizá... pueda hablar con Nathan y ser él quien me ayude con el trabajo. ¡Premio para la señorita! Meto las manos en el bolso y busco el móvil rápidamente. Marco su número y al tercer tono descuelga.
—Sophie, qué placer recibir una llamada tuya.
—Hola, Nathan, ¿cómo estás?
—Pues a decir verdad bastante enfermo. Llevo varios días en casa de baja —«mierda, adiós a mi única esperanza».
—Vaya, cuánto lo siento...
—Espero mejorar en unos días porque este estado es terrible. Se ve que este año me está pasando de todo. Y dime ¿tú cómo estás? Tengo entendido que la entrevista fue un éxito. Arrasasteis con las ventas ¿no?
—Sí, afortunadamente ha ido genial... —¿Le digo que necesito que colabore conmigo en la columna? Quizá cuando se recupere quiera participar. Decidido, me lanzo—. Por cierto, Nathan, yo quería pedirte algo...
—Dime qué es preciosa, si está en mi mano ya sabes que será un placer ayudarte —vale, allá vamos.
—Verás la entrevista ha sido tan exitosa que mi jefa me ha pedido una colaboración semanal en la revista. Tendríamos que escribir un artículo...
—Me encantaría, Soph —y es entonces cuando veo el cielo abierto y mi mente vuela a catálogos de muebles hipermegacaros donde tendré para elegir. Mi despacho de jefa va a ser el más cool de toda la zona —pero ahora mismo estoy ingresado en un hospital en Aspen. Tuve una caída bastante tonta y debo permanecer aquí unos días. Además en cuanto me reincorpore al trabajo tengo que viajar durante un tiempo. Estos días he perdido muchas reuniones importantes —adiós a mi puesto de jefa, los catálogos desparecen en cero coma dos de mis castillos en el aire.
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Simplemente perfecta
RomantizmSophie es una chica dulce e ingenua que un día tiene que hacer una entrevista a un Amo. Lo que ella no esperaba era que ese hombre tan peligroso para ella se convertiría en el hombre al que más querría jamás. Sin embargo no todo puede ser fácil y lo...