treintaiuno

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Jungkook se estaría engañando si dijera que no estaba preocupado en lo absoluto.

Cuando le explicó a Kwan los detalles del trabajo de escoltar a Taehyung fuera de Meradonia, se cuestionó si es que en verdad estaba haciendo lo correcto. Las destrezas del hombre eran lo suficientemente formidables, pero no lo conocía, era ignorante de sus principios y ética laboral, y sí, había sido irresponsable al no dedicarse a investigar aspectos tan importantes, pero es que no tenía el tiempo para ello. Y dudó, por un momento en serio consideró cancelar la misión y ser él mismo quien cuidara de V, pero se obligó a no flaquear a esas alturas. Fue lo que lo llevó a decidir directamente no despedirse del moreno, porque si lo hubiese hecho, su fuerza de voluntad se habría quebrantado al tenerle frente a frente, entregándolo a otro.

Ya había tenido bastante del vidente, no soportaba lo irracional que podía volverse bajo su influencia y se desconocía al pensar que le había dejado meterse tanto bajo su piel. Estaba listo para regresar a sí, ser solo él contra el mundo, sin lazos que lo debilitaran. Era curioso cuando meditaba al respecto, no podía decir que "había aprendido su lección", porque desde el principio tuvo claro que relacionarse con sus clientes era una pésima idea. Taehyung se había forzado entre sus prioridades a un nivel personal, pero no debía preocuparse por que la situación se repitiera, pues tenía certeza de que ninguna otra persona cuerda querría envolverse con él más de lo estrictamente necesario.

Estaba consciente de que no había estado siendo muy honesto consigo mismo, pero es que no podía evitar sentirse avergonzado por sus actitudes. Pensar que la estrafalaria motivación detrás de sus imprudencias era su gusto por Taehyung era humillante, buscaba casi desesperadamente otros propósitos que justificaran su actuar. No estaba acostumbrado a tener una auto imágen tan patética.

Alejarse del adivino era la decisión más inteligente a tomar, sería grato así, cada uno por su camino, sin tener que lidiar con aprender a canalizar sus emociones. Taehyung parecía mucho más estresado y molesto ahora que sufría un enamoramiento y él no estaba en su mejor estado tampoco. Huir era lo adecuado bajo esa perspectiva, si ya estaba siendo un idiota mononeuronal por su atracción sexual hacia el mayor, no quería ni imaginar qué sería de él si sus sentimientos íntimos tomaran el control.

Le importaba Taehyung, sería ridículo negarlo, pero no podría catalogar aquello como amor. No había tenido parejas formales, tonteaba unas semanas como mucho y continuaba a la siguiente persona que capturara su atención, porque dejarse engatuzar por alguien y adquirir una nueva vulnerabilidad era arriesgado. Por consecuencia, jamás se había enamorado y no disponía de una guía con la que identificar si estaba experimentando el fenómeno o no. Lo más cercano que estuvo de ese tipo de cariño fue su relación con Jimin o Hajoon, pero sabía que el amor fraternal y romántico distaban en varios aspectos.

Quizá dentro de unos meses o años volvería a toparse con él, ya sin estar embobado, y podría hacer pleno uso de su don para su beneficio. Le había seducido la opción de llevarlo consigo ante el poder que tendría a su lado, pero eso no entraba a discusión hasta que recuperara la habilidad de razonar fríamente al merodear a su alrededor.

Oh, sin embargo, aunque se hallaba firme en cuanto a su dictamen, las ganas de detenerse y regresar sus pasos hasta Taehyung no le faltaron. ¿Por qué entonces decía estar "firme"? Bueno, por lo menos su anhelo se mantuvo como una fantasía y no se traicionó yendo en busca de su amante.

Fue difícil resistirse a sus impulsos el día posterior a su partida, pero continuó adelante, con un curso inamovible hacia los reinos al sur, donde se localizaban Verham y Grynjar. Podía lucir insensato cortar la distancia con sus  enemigos, pero lo cierto es que la amenaza de guerra había estado latente por meses y se contactó con varias fuentes que aseveraban que finalmente su pueblo natal le daría inicio al conflicto bélico. En ese caso, más valía estar rondando cerca, no era un novato en participar en las batallas y realizar misiones furtivas en favor a la corona, los botines de guerra sacaba de sus cuevas a todo criminal, él no era la excepción. No era tan tonto como para dejar pasar la oportunidad, podía aprovechar de limar sus asperezas con Gong al servirle en los tiempos vulnerables, porque las cosas serían significativamente mejores si no había un rey impetuoso queriendo exterminarlo.

fate reader | kooktaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora