veinticinco

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Terminó de guardar los doblones en su bolsa y observó satisfecho a los clientes que yacían sentados en su mesa. A Taehyung le estaba yendo bastante bien distribuyendo medicinas, infería que un que otro comprador le daba otro uso menos terapéutico a sus preparaciones "relajantes", pero mientras su identidad no se popularizara bajo la reputación de un vendedor de drogas, no era su problema.

—Hay gente que tiene tanta suerte —suspiró Seojoon a su lado, aludiéndolo. Dicha aseveración estaba lejos de ser su realidad, pero no había manera de que el contrario pudiera saber eso. 

—A ti no te va pésimo tampoco —resaltó Taehyung, lo que provocó que el adverso virara los ojos.

—Pero tú llegaste de la nada y ya estás de maravilla... eso es otro nivel —insistió el pelinegro con actitud derrotista y se recostó en la tabla, no se veía muy sobrio.

—Ya es tarde, deberías soltar la jarra e ir a casa —sugirió el moreno. Por lo general, su acompañante era responsable con la bebida, pero un descuido lo cometía cualquiera. Era razonable que el control se le escapara cuando había un animado ambiente rodeándolo.

—No, aún aguanto —murmuró con una mueca en los labios. Ellos no platicaban de sus vidas privadas, pero Taehyung sospechó que algún problema íntimo estaba alentando al hombre a embriagarse.

—No digas bobadas, vete ahora que puedes mantenerte de pie.

—¿Quién dice que puedo?

—¿A qué te refieres con "aún aguanto" entonces? —cuestionó el vidente frunciendo el ceño, no pensó que el tipo tuviese tal nivel de alcohol fluyendo en sus venas.

—Que aún puedo hablar entendible —explicó con un bufido hastiado, como si fuese algo obvio.

A su alrededor ya no quedaba gente que el pelirrojo reconociera como cercanos a Seojoon, pero no podía simplemente dejar al pobre imprudente en manos del azar. Tal acto pesaría en su consciencia por la eternidad después de que el barbero había estado portándose tan simpático con él desde que arribó a Meradonia.

—¿Crees que si te llevo a casa, me digas el camino correcto? —interrogó, aunque los borrachos eran tan orgullosos a veces, que no se sorprendería de recibir una mentira por respuesta.

—Quizá.

Era mejor que nada.

Inhaló aire y se abrazó a un costado del más alto, pasándose uno de sus brazos sobre los hombros. Tuvo un déjà vu. Había estado en ese escenario hace no mucho, probablemente se tratase de una jugarreta del destino o karma. Se despidió del resto de su público y emprendió su viaje mientras escuchaba la forma confusa en que el azabache se quejaba, agradeció que este no fuese una carga abismal para su espalda a pesar de la considerable altura de la que estaba dotado. Sin embargo, para ser justos, el azabache tan solo estaba apoyado en él, Taehyung concluyó que no se caería si lo liberaba, pero prefirió no realizar el experimento.

La fría brisa de la noche le dio un escalofrío al clarividente cuando salieron de la cantina, al menos Seojoon no vivía lejos de allí, por lo que le comentó, y no era como si le entusiasmara recorrer las aterradoras calles en penumbra. Los faroles que escasamente alumbraban fallaron en su objetivo de remediar el tétrico aspecto del sendero.

Se esforzó en no cruzar miradas con ninguna persona en pos de evadir conflictos en tanto daba las vueltas que su guía le indicaba, había sido afortunado de no sufrir inconvenientes hasta el presente y planeaba sostener la buena racha. Pero las cosas no siempre resultaban a su favor.

fate reader | kooktaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora