CAPÍTULO 6

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Jelena

*


Era el gran día, uno que dejaría marca en mi vida y en la de mi familia. Y esperaba que mi plan funcionara o estaría condenada y temía más por mi hermana que por mí misma. La había obligado una vez más a que ocupara mi lugar.

Mientras a Zenya le colocaban mi vestido de novia y le peinaban, yo cortaba y pintaba mi cabello justo como en las fotos que había entregado para mi nueva identidad.

Mientras a Zenya le ponían capa tras capa de maquillaje, yo colocaba unos lentes de contacto y una capa sencilla de maquillaje.

Tenía que mantenerme oculta y gracias a que toda la atención de mi madre estaba puesta en mí o mejor dicho en Zenya ella noe buscó en ningún momento.

Zenya me mandó un mensaje diciéndome que al fin estaba sola, tome el bolso que había preparado y salí corriendo sin ser vista hacia mi habitación.

- Todos están abajo. - le lancé el bolso - Tenemos como máximo diez minutos, así que apresúrate y...

Me quede sin palabras, Zenya estaba realmente hermosa con aquel vestido que mi madre había elegido tan cuidadosamente para mí.

Me había dicho que el cuello alto y el corte de las mangas francesas me darían elegancia junto con el bordado que llevaba en la parte superior y a lo largo de la falda. Y que con el peinado correcto me haría ver como la dama que estaba por convertirme.

Si no me aterrará la idea de llevar semejante título y responsabilidad en la sangre, seria yo quien llevaría puesto aquel hermoso vestido luciendo como una princesa tal y como mi hermana se veía en ese momento.

- Mi madre tiene buen gusto, el vestido es hermoso. - comento Zenya sacándome de mis pensamientos. - ¿sabes? podría casarme en tu lugar - bromeo.

- Hazlo, pero solo asegúrate de no llevar mi nombre. Apresúrate. - dije después de asegurar la puerta.

Zenya quitó el velo y comenzó a deshacer el chongo bajo que le habían hecho, mientras, yo le ayudaba con los botones del vestido.

Se deshizo de los zapatos y de las medias. Y tomo el vestido que había elegido para ella.

- ¡¡Oh por dios!! Es precioso. - exclamó con entusiasmo.

- Sabía que te gustaría. - le guiñé un ojo - después de todo somos gemelas ¿no? - Zenya asintió.

Le ayude a ponerse el vestido negro satinado, que le quedaba perfecto, aquel escote en V y la abertura en uno de los costados del vestido le hacía lucir elegante y hermosa. Tomé el brazalete dorado del bolso y se lo entregué para que lo colocara en su brazo.

Después procedimos en quitar el maquillaje para poner uno más a su gusto, en lo que Zenya se maquillaba yo le ayudaba a colocar lo zapatos altos que había comprado para el vestido.

- Listo, salgamos de aquí - tomé de la mano a Zenya - espera. - le detuvé y quité los pendientes de sus orejas. - ahora sí. Vámonos.

Salimos de mi habitación dejando el vestido botado en el sofá junto con todo lo demás a un lado.

Ya estando en la habitación de Zenya ambas suspiramos aliviadas de que hasta el momento, nadie se diera cuenta.

Tomé otro bolso que tenía preparado con algunas de mis cosas, llevaba algo de ropa, mis documentos y unos cuantos rublos que había estado guardado ya hace un tiempo.
Me apresuré a quitarme la peluca larga que llevaba puesta.

- ¡¡Jelena, no puedo creerlo!! ¿Qué has hecho? - preguntó sorprendida, tomando mi cabello en sus manos.

- Tenía que hacerlo, de otra manera no lograría salír de esta mansión. - le expliqué.

- Entiendo, solo que me resulta raro no ver mi cara en la tuya.

- Me alegra oír eso. Me siento mucho más segura. Ahora sé que esto funcionará. - admití. - pero no por eso te libraras de mí.

- ten mucho cuidado, no quiero que te pase algo. - me tomó de las manos. - solo dime a donde iras.

- No puedo. no puedo ponerte más en riesgo. Todo esto ya es demasiado. Te agradezco todo lo que has hecho hasta ahora por mí, hermanita.

- Lo hago porque te quiero y porque somos una. - me sonrió con melancólia

- No te preocupes, cuando llegue a donde sea que vaya te llamaré. Ok? - tome el bolso y lo atravesé en mi hombro.

- Solo cuídate. - suplicó.

- Es hora de que la función comience, y Zenya Kovaley es buena con eso. - sonreí tratando de animarla.

- Andy. ¿Que pasara con él?, ¿sabe de todo esto? - preguntó de repente.

- No, pero lo entenderá. - fue lo único que di como respuesta.

- El realmente te ama y pese a todo él si desea casarse contigo, ¿Por qué no lo piensas? y... sé que tú también, solo que no entiendo porque...

- Porqué no quiero que nos utilicen solo para sus negocios. - le interrumpí. - no quiero un matrimonio así. Si él se hubiese negado también a esto, podríamos haber huido juntos y quizá así tener un matrimonio real. Pero no fue así. Andy no piensa renunciar a esto. Lo siento pero no puedo quedarme más, ya es hora y Andrew acaba de llegar. - dije al mirarlo por la ventana.

- Está bien. Suerte hermana - Zenya me abrazo por última vez.

Estaba por saltar de la ventana pero me quede inmóvil cuando escuche que tocaban a la puerta. Me escondí detrás de la ventana rogando que las cortinas lograran cubrirme. Y después oí a mi madre entrar a la habitación.

- Veo que hiciste una muy buena elección de vestido - admitió. - aunque no sé si el color sea el indicado.

- Supuse que a mi hermana le gustaría ya que ella considera esto un velorio.
Estuve a punto de soltar una carcajada pero tuve que tapar mi boca para evitarlo.

- Déjate de bromas. ¿Ya has terminado? - preguntó con un timbre de voz serio.

- no estoy muy segura si llevar suelto o amarrado mi cabello. - Zenya regresó frente al espejo

- Me gustaría que fuese amarrado. Espera aquí iré por la estilista.

Fue en ese momento cuando aproveché para saltar por uno de los costados de la mansión, de esa manera lograría no ser vista por lo invitados que ya esperaban en el jardín trasero y por los que continuaban llegando por el frente.

Trate de caer lo mejor que pude para que la caída no me afectara, pero fue imposible seguramente mañana tendría un moretón en mi brazo y una ligera torcedura en mi muñeca.

Antes de levantarme me quité las pequeñas ramitas que se me habían pegado en la ropa. Abrí mi bolso y saque un gorro para cubrirme.

Me levante y camine uno metros más escondiéndome entre los arbustos.
Y entonces lo ví, Andrew estaba parado frente a uno de los ventanales.
Un nudo en la garganta a apareció.

Andrew llevaba su esmoquin color negro perfectamente alineado con su corbatín alrededor del cuello y su cabello muy bien peinado. El esmoquin le sentaba muy bien. Estaba guapísimo.

Aquella mano que sostenía un vaso de agua bajo lentamente encuanto me vió.
Me había reconocido. Era de esperarse ya que ante sus ojos yo era inconfundible llevara lo que llevara.

Traté de sonreír pero Andrew bajó la mirada por unos segundos y cuando volvió a mirarme asintió con un ligero movimiento de su cabeza, su mirada se había vuelto triste, sus ojos se cristalizaron al igual que los míos Y me hizo señas para que me marchara y así lo hice, salí corriendo de la mansión sin mirar atrás, sin mirarlo a él.

No volvería a ver sus hermosos ojos ni su hermosa sonrisa y algo se quebró en mí.



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¿Arrodillarse o Sangrar? 🖤 - Donghae - Libro 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora