CAPÍTULO 4

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Jelena

*

Estaba cansada, y lo único que quería era tirarme en mi cama, necesitaba pensar y planear muy bien todo. Cerré la puerta tras de mí y encendí la luz, no sé porque me sorprendí de ver a mi madre sentada sobre mi cama.

-Dime Jelena. ¿A dónde has ido? Déjame adivinar. - hizó una pequeña pausa - Haz ido a amenazar a Andrew para que no se case contigo. ¿Cierto?

-¿A caso importa? Después de toda la decisión ya está tomada. ¿No es así madre? - me crucé de brazos.

-Claro que importa - respondió mi madre con firmeza. - Andrew es un gran chico, tiene potencial y no sería bueno para él que lo llenes de tus tontos ideales. - mi madre se levantó y camino hasta quedar frente a mí - solo acepta o será peor.

-¿Que podría ser peor "Señora Kovaley"? - dije furiosa.

-Algún día tú también lo serás. Jelena... "Kovaley" - mi madre hizó énfasis en mi apellido de la misma manera que yo lo había hecho. acarició suavemente mi brazo y después lo presionó con fuerza haciendo que me sobresaltara. - no hay manera de que huyas de ello. Lo llevas en la sangre y tarde o temprano te llamara. Todo ese deseo de poder, llegara a ti. Y jamás te dejara ir.

-Justo cómo te ocurrió a ti ¿no es así? ¿Dime que sentiste al matar a aquel hombre? O mejor dicho a aquel joven ¿Cuantos años podía tener? ¿Veinticuatro? ¿veinticinco? - la enfrenté. Mi madre soltó una carcajada que me causo terror.

- ¿Así que es eso? la muerte de ese chico es lo que te tiene así. no te preocupes, - preguntó burlona. - no es el primero ni el último. Y cuando llegué tu turno lo entenderás mi amor.

Mi madre me dejó libre de su agarre, para luego depositar un beso en mi mejilla.

- descansa hija mía - sonrió con arrogancia y salió de mi habitación.

Quede absorta ante las palabras de mi madre, si es que podía llamarle así. Nunca la había visto de esa manera: Fría, amenazante y sin piedad alguna. Froté las palmas de mis manos en mi rostro para después enredarlas en mi cabello por la frustración y solté un grito mental. Necesitaba actuar rápido, pero tenía que pensar con la cabeza fría.

Desnuda, entré a la ducha dejando que el agua tibia empapara todo mi cuerpo.
Toqué mi hombro izquierdo donde yacía aquel maldito tatuaje, otro maldito recordatorio de adonde pertenecía. Maldije el día en que mi madre hizo que lo plasmaran sobre mi piel.

Salí del baño después de minutos, sequé mi cuerpo y unté mi crema corporal favorita. Me coloqué mi ropa interior y un camisón de seda azul con encaje. Después quite el exceso de agua que aún tenía mi cabello para después cepillarlo e ir directo a la cama.

***

Los primeros rayos de sol entraban por la ventana y mi madre ya estaba esperándome al pie de la puerta.

-Levántate Jelena. Tenemos muchas cosas por hacer. - los pasos de mi madre se dejaron de oír indicándome que se había marchado.

-Todo será en vano madre. - dije para mi.

Me apresuré a vestirse, no quería que mi madre se pusiera de malas, necesitaba aprovechar cada oportunidad que se le presentara.
Tenía que hacerles creer que haría lo que ellos me exigían, solo así podría quitarme de encima a mis padres para que yo pudiera llevar a cabo mi plan sin ningún inconveniente.

Bajé por las grandes escaleras dirigiéndome a la sala donde yacía mi madre sentada con toda elegancia. Llevaba el cabello recogido en un chongo bajo adornado con dos trenzas y con algunos mechones sueltos a cada lado de su rostro, un vestido de color gris plata, adornado de un fino bordado que se le ceñía perfectamente a su cuerpo, sus zapatos de tacón de aguja color negro y su abrigo del mismo color.

Su cuello adornado por una gargantilla de diamantes, sus muñecas por dos brazaletes a juego con este. Su dedo anular izquierdo portaba los anillos de compromiso y matrimonio, mientras que en su dedo índice derecho portaba el mismo anillo familiar que mi padre, la misma piedra y el mismo color.
Quien diría que aquella mujer de sociedad que aparentaba no hacer daño alguno también era la misma que asesinaba a sangre fría.

-Estoy lista. ¿Adónde iremos? - pregunté sin ganas.

-A tu prueba de vestido. - respondió sin más.

-¿Es broma cierto? - pregunté incrédula.

-No. Así que muévete. Tenemos menos de un mes para preparar todo. - me tomó del brazo para hacerme caminar.

-Vaya. sí que tienen prisa de que este matrimonio se consuma. - exclamé - seguramente es una muy generosa inversión. ¿No es así? - agregué sarcástica.

-¡apresúrate! - dijo irritada.

Minutos después la camioneta se detuvo cuando llegamos a la boutique de vestidos de novia, aquel lugar no solo era una tienda. Era un palacio. Debí suponer que mi madre no elegiría cualquier lugar si no los más exclusivos del país.

Recorrimos todos los pasillos viendo cada uno de los vestidos de novia.
-Podría ser cualquiera, después de todo no es como si fuese a usarlo. - me dije a mi misma.
Aunque claro. No negaba la belleza de algunos.
Mi madre por su parte me mostraba los que para su gusto eran perfectos.

-Muestra algo de interés. - dijo entre dientes.

-Eso hago. ¿Es que acaso no se nota? - repliqué sarcástica - este es perfecto - tomé el vestido que estaba frente a mí. - Ahora vámonos.

-Es muy sencillo. Y para nada mi hija llevara algo así. - su voz se escuchó por casi todo el pasillo. Y continúo caminando hasta encontrar el vestido que sería digno de su hija.

-Este. ¡Este es perfecto! - exclamo con emoción.

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¿Arrodillarse o Sangrar? 🖤 - Donghae - Libro 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora