CAPÍTULO 26

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Zenya

*

Andrew me esperaba recargado sobre el barandal de la escalera, pero en cuanto me vio se enderezó y pude notar cierto brillo en sus ojos y en como su boca se abría ligeramente.

Sentí mis mejillas arder, sabía que me estaba ruborizando a causa de su mirada.

Realmente esperaba que el resultado fuese el que Andrew había imaginado.

Había combinado mi vestido con una gargantilla y un brazalete de diamantes pequeños, decidí llevar suelto mi cabello con unas pequeñas ondas en él y mis tacones de un color pateado que quedaban perfectos con el vestido.

- Y... ¿cómo me veo? - pregunte.

Andrew me escaneo en repetidas ocasiones antes de hablar. Estaba nerviosa por lo que diría, quizá se arrepentía de haberme hecho elegir este vestido, quizá después de todo no era lo que él esperaba. Tenía miedo de su opinión y no entendía porque.

- Hermosa. Tal y como te imagine. - me sonrió.

- Yo... no sé, no estoy segura. - camine hasta él. - tengo miedo de que mi madre diga que me vestí como una cualquiera.

- Eso no pasara. Estas radiante.

- ¿De verdad lo crees? - pregunte dudosa.

- No lo creo, lo sé. - me sonrió.

- Gracias. No sé qué haría sin ti.

- Todo. Aun sin mí, tú seguirías siendo quien eres.

Acaricio mi brazo izquierdo hasta llegar a mi hombro donde yacía el tatuaje que nuestra familia tenía que llevar consigo para siempre.

Una estrella factal de seis picos envuelta en una rosa. La estrella significaba que nuestra familia no se doblegaba ante nadie y la rosa era el poder y prestigio que solo las mujeres Kovaley poseían. Una completa estupidez, porque con tatuaje o sin él, yo seguía valiendo lo mismo.

- Eres una Kovaley por derecho propio, eres mucho más que yo y esto lo demuestra. No dejes que nadie te lo quite.

Y por impulso coloque mi mano sobre la de él.

- Tienes razón - lo mire. - no soy menos que mi hermana, mi derecho es el mismo que el de ella y les guste o no tendrán que aceptarlo. - ambos esbozamos una apenas perceptible sonrisa.

Dijera lo que dijera Andrew, la verdad era que sin él no habría llegado hasta este punto, ni Jelena me había hecho sentir esta confianza. para ella siempre fui la segunda hija de mis padres y que todo le pertenecía por derecho, nunca nos vio como iguales.

Pero para Andrew ambas valíamos lo mismo, ambas teníamos el mismo derecho. Y por primera vez mi inseguridad desapareció, por fin había abierto los ojos y enfrentaría a quien fuese.

Esta noche seria yo misma y nadie más.

Podrían llamarme por el nombre que se les diera la gana pero nunca me quitaran lo que me pertenece.

- ¿Lista?

asentí.

- ¡Lista!

- Pues andando. Esta noche es nuestra.

Nuestros padres hablaban de sus negocios en lo que la cena terminaba de ser servida y en cuanto mi padre soltó una carcajada mi madre aprovecho para hablarme discretamente.

- Creo que no viste el vestido que deje para ti - ladró entre dientes.

- lo vi - confesé. - pero era algo anticuado para mi gusto. - le sonreí.

¿Arrodillarse o Sangrar? 🖤 - Donghae - Libro 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora