CAPITULO 6

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Llegó cuando el desfile de Mangueira ya iba por la mitad, saludó a todos y le dio unas palmaditas en la espalda a su primo Oscar que lo miró como si él fuese la reencarnación de algún tipo de salvación.

Su abuelo y padre también agradecieron que fuera a ver a su prima, que ya se acercaba en el bloque de las passistas. Renato se asomó al balcón para verla. Elizabeth avanzaba sambando y sonriendo con la misma energía del domingo pasado.

Cuando ella miró hacia el balcón, él alzó la mano para saludarla, pudo darse cuenta que se sorprendió gratamente de verlo ahí. En cuanto se vieran en la casa le pediría disculpas por como la trató el miércoles por la noche, fue grosero, era consciente de eso, pero en ese momento le fue imposible controlar su estado de ánimo.

—Gracias por venir —le dijo Oscar en tono cómplice, mientras saludaba a su hermana.

—Dije que te ayudaría, pero no creo que esté sea el mejor lugar para una declaración de amor —comentó mirándolo de reojo.

—No será una declaración de amor ni nada por el estilo. —El nerviosismo se sintió en su voz.

—¿Entonces de qué se trata? —curioseó Renato, aún no entendía a dónde quería llegar Oscar con Luana.

—Solo tengo que decirle algo... pero tienes razón, este no es el mejor sitio. —Estaba seguro de que no había lugar para tener una conversación privada—. Lo haré en cuanto lleguemos a casa, ¿te parece mejor?

—Sin duda.

—Igual me ayudarás, ¿verdad?

—Lo haré —suspiró.

¿Acaso tenía otra opción? Sí, posiblemente negarse, pero quería ayudar a Oscar, aunque él no estuviese en el mejor momento para ser testigo de situaciones amorosas, porque por más que su primo le dijera que no se trataba de nada sentimental, sabía que sí era por eso.

Antes de que el desfile terminara, su tío Samuel salió del apartado, lo vio bajar las escaleras y enseñando la credencial pedía acceso para ingresar a la zona de prensa, dónde estaban los miembros más importantes de la comparsa siendo entrevistados por varios canales de televisión tanto nacionales como internacionales.

Tuvo que apoyar las manos en la baranda del balcón y sacar medio cuerpo para poder seguir con su mirada a Samuel, lo vio conversando con Elizabeth y luego la abrazó. Sonrió porque, sin duda, acababan de limar asperezas. Eso era algo que toda la familia necesitaba, no podían seguir soportando el orgullo de Samuel Garnett, sobre todo si con eso hería a su propia hija.

Se alejó del balcón y se acercó a la mesa dónde habían varias bebidas entres alcohólicas y refrescante, se hizo de un Red Bull. Su abuelo estaba conversando con su padre y Marlon Ribeiro. Mientras que su madre, su abuela y su tía Rachell, seguían a la vera del balcón, cotilleando las pases entre Samuel y Elizabeth.

Luana, estaba aplicándole unas sombras brillantes a Violet y Oscar no hacía más que mirar a la chica, aunque hacía su mejor intento por disimular; en cambio, él se sentía como si no formara parte de ese entorno, incluso se sentía fuera de su propio cuerpo, agotado, a pesar de que pasó todo el día en la cama.

Miraba pero no veía y escuchaba todo como si él estuviese bajo agua, no tenía la atención puesta en nada, solo reaccionó cuando su madre llegó a su lado y le dio un abrazo, lo primero de lo que fue consciente fue de su tía Rachell saliendo del salón.

—Renatinho, amor... Renato...

Su madre hizo que se espabilara.

—¿Qué? Disculpa, no te escuché.

Cambia mi suerte para siempreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora