Renato poco a poco fue saliendo del estado de inconsciencia, parpadeó varias veces para aclarar la vista, se volvió de medio lado para mirar el reloj en el asistente virtual, aún faltaba media hora para que sonara el despertador. Sorprendido de estar durmiendo cada vez más sin la necesidad de ansiolíticos, se giró sobre su costado izquierdo y quedó bocarriba, se llevó las manos al pecho y fijó su mirada en la lámpara colgante.
Antes de dejarse arrastrar a su purgatorio personal, se dio a la tarea de concentrarse en su respiración, haciéndose más consciente de cada inhalación y exhalación.
Podía sentir en sus manos cómo el pecho se le inflaba para luego desinflarse lentamente. Estaba poniendo todo de sí para salir del deplorable estado en el que se encontraba, lo había hecho una vez, estaba seguro de que podría volver a hacerlo. Aunque esta vez estuviese siendo más difícil, ya que, la impotencia que le generaba seguir sin saber nada de Elizabeth lo tenía bastante mal.
Cerró los ojos y siguió con la respiración tratando de abstraerse de todo, dejar su mente en blanco, pero para eso necesitaba ser paciente; algo con lo que definitivamente no contaba, porque solía desesperar bastante rápido, aunque no lo hiciera evidente, siempre estaba pensando en cosas futuras y todas las maneras de cómo iba a arruinarlo, como todo el panorama se tornaría terrible para él. Muy pocas veces conseguía plantarse en el presente, vivirlo realmente, necesitaba hacerlo, hacerse cargo de lo que estaba viviendo, aunque en realidad no deseaba enfrentarlo.
No obstante, admitía que Danilo le estaba ayudando, él prometió hacerlo y verdaderamente lo estaba logrando. Volvieron a sus consultas dos veces por semana y tras cuatro visitas, tenía por lo menos unas pautas que seguir, las cuales trataba de cumplir porque confirmaba que de cierta manera le hacían bien.
Muy en el fondo sabía que lo hacía porque no quería agudizar un sufrimiento que seguramente lo llevaría a tomar una irrevocable decisión que afectaría a toda su familia; él no podía hacer algo como eso, sobre todo, viendo lo mal que lo estaban pasando con la desaparición de Elizabeth.
Danilo, honestamente, le estaba ayudando a entender lo que pudo pasar con Samira, porque en realidad por sí solo jamás habría podido comprender lo que sucedió. Tuvo que mostrarle ese último mensaje que ella le envió. Sé quedó esperando que Danilo le dijera algo, que explicara cada línea de lo que allí estaba, pero no dijo nada, solo le devolvió el teléfono, él volvió a apagarlo e inició con su primer ejercicio.
Le asignó eso de las respiraciones y una vez más a llevar un diario, a poner en palabras todas sus emociones, era algo que debía hacer justo al despertar, antes de salir de la cama... Debía escribir lo primero que se le viniera a la mente y tenía la libertad para elegir el número de páginas, aunque no menos de una y tampoco debía mostrárselas a nadie si no quería, ni siquiera a él que era su terapeuta.
Se incorporó en la cama, abrió el primer cajón de la mesa de noche, sacando cuaderno y lápiz. Danilo le había dicho que eligiera hacerlo de la manera con la que más cómodo se sentía, empezó con la MacBook pero sentía constantemente la necesidad de buscar en internet cosas sobre Elizabeth o Samira. El teléfono seguía apagado al fondo de ese mismo cajón, porque no soportaba la presión de las llamadas y mensajes. Así que se decidió por hacerlo en papel.
Sonrió al abrirlo, era un alivio que no tuviera que leerle eso a nadie más porque no estaba seguro de que pudiera entender su letra. Había escrito mucho, ya llevaba medio cuaderno en pocos días.
Danilo le había dicho que escribiera lo que deseara, pero también que intentara ir siempre a la raíz, de dónde él sentía que debía empezar para desahogarse.
Suspiró e inició su escritura, esta vez lo primero que le vino a la cabeza era sobre lo que consideraba o mejor dicho tenía la certeza de que era un problema en él.
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Cambia mi suerte para siempre
RomanceAquí les estaré compartiendo los capítulos del tercer libro de la trilogía Cambia mi Suerte. La historia de Renato Medeiros. Capítulos sin edición ni corrección. Solo serán compartidos algunos capítulos, ya que el libro completo, editado y corregi...