Después de un par de días de que a Elizabeth le dieran el alta, fue cuando Renato decidió ir a visitarla, comprendía que debía sentirse abrumada con tanta atención.
Cuando llegó al apartamento donde vivía fue recibido por Alexandre, quien estaba en el salón principal en compañía de sus padres Guilherme y Arlenne, también estaba Jonas, su tío Samuel y su abuelo Reinhard.
Aunque el espacio era bastante amplio, con la presencia de todos ellos lo hacían lucir pequeño. Se acercó y saludó a cada uno de los presentes, incluso se acuclilló para saludar a Jonas sentado en las piernas de su bisabuela. Ya que el niño, con una gran sonrisa, no paraba de decirle que su "papi Alex" como solía llamar a su abuelo, tenía un bebé.
En Samuel Garnett se podía notar claramente el pecho hinchado de orgullo por haberse convertido en abuelo, la dicha le salía por los poros y sus ojos color mostaza brillaban intensamente.
Alexandre, que tenía macadas una profundas ojeras y los rizos bastante desordenados, fue el encargado de guiarlo hasta la habitación en la que estaba Elizabeth.
—Es aquí —dijo abriendo la puerta.
—Muchas gracias, Alex... —Le sonrió y le apretó un hombro para reconfortar al pobre hombre, que aunque se notaba inmensamente feliz, también era evidente que sus horas de sueños eran mínimas.
Sonrió sintiéndose entre emocionado y nervioso, al ver a Elizabeth en la cama, a pesar de su ligera palidez y las ojeras, lucía radiante.
En una esquina estaba Rachell, Sophia y Megan, mientras conversaban. Las saludó con la mano y siguió hasta Elizabeth.
—Pensé que jamás vendrías a conocer a tu prima —dijo ella sonriéndole.
—Quise estar contigo desde que Hera me avisó que habías entrado en labor de parto —comentó avanzando hacia ella—, pero estaba seguro de que lo menos que querías era sentirte abrumada. —Con mucho cuidado se acercó para darle un abrazo y un beso en la mejilla—. ¿Cómo estás? Cómo te sientes?
—Eres el primero, además de mami y tía Sophie, que pregunta cómo me siento antes de lanzarse a ver a Alexandra —dijo palmeando en el colchón para que se sentara.
—No es que no me importé la niña, es que imagino que ella se está robando toda la atención. —Señaló donde Elizabeth le había indicado que se sentara—. ¿Estás segura? Puedo traer la butaca.
—Siéntate Renatinho, que no estoy tan dolorida.
Él obedeció y con mucho cuidado se sentó.
—¿A quién se parece? —preguntó por fin echando un vistazo donde Luana llegaba con un bultito envuelto en una manta blanca.
—A su abuela —dijo Rachell tan orgullosa como Samuel.
Megan y Sophia rieron mientras negaban con la cabeza.
—Ay mami, aún es muy pronto para saber a quién se parece; solo nació tres días antes de tu cumple, no creo que eso la convierta en tu gemela —comentó divertida mirando a Rachell y luego se volvió hacia Renato—. Creo que tendrá el cabello rizado del padre.
—Sí, una motita de pelo así tenía Jonas —dijo Luana admirando a la niña. Se la ofreció a Renato.
—Ay no, no sé cómo cargarla. —De inmediato sintió una presión en el pecho, era de nervios y emoción.
—No es nada difícil, solo tienes que asegurarte de sostenerle la cabeza —dijo Elizabeth.
—Te ayudo. —Luana procedió a explicarle.
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Cambia mi suerte para siempre
RomanceAquí les estaré compartiendo los capítulos del tercer libro de la trilogía Cambia mi Suerte. La historia de Renato Medeiros. Capítulos sin edición ni corrección. Solo serán compartidos algunos capítulos, ya que el libro completo, editado y corregi...