Capítulo 20: La fiesta de Dumbledore

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Harriet se compró su túnica de gala hecha a medida y se la llevó a casa para ocultársela a su alfa.Quería que fuera una sorpresa para Severus, sobre todo porque sólo se vestía en raras ocasiones. No es que a Severus le importara especialmente lo que llevaba su omega, su traje favorito de Harriet era el que había llevado al nacer.

Aun así, Harriet pensó que verla inesperadamente con algo nuevo podría ser una agradable sorpresa para él.

La noche de la fiesta de jubilación de Dumbledore, Severus estaba abajo. Estaba muy ocupado repasando las instrucciones con Darby sobre el cuidado de los niños, lo cual era innecesario, porque en las pocas semanas que el talentoso elfo doméstico llevaba con la familia, ya había memorizado las rutinas diarias de Albus y Lily.

Arriba, Harriet se tomaba su tiempo para prepararse para la noche.

Se puso su nueva túnica, se rizó el pelo rojo con ondas sueltas y se inclinó sobre el espejo de la cómoda mientras se ponía un toque de pícaro en las mejillas y los labios.

Cuando terminó, Harriet se apartó y miró su reflejo por un momento.

Sonrió al imaginar cuál sería la expresión de Severus al verla.

Harriet se guardó en los bolsillos algunas cosas que podría necesitar y salió del dormitorio. Mientras se acercaba a la escalera, pudo oír el bajo rumor de la voz de Severus mientras hablaba con Darby y los niños.

Harriet sintió que el corazón le daba un vuelco de anticipación mientras ponía la mano en la barandilla y comenzaba a bajar lentamente...

~~•~~

Severus sostenía a Lily en su regazo y terminaba su discusión con Darby cuando Harriet llegó al rellano. Absorto por la aburrida conversación de su padre, Albus miró por casualidad cuando escuchó unos pasos que venían de la escalera.

Sus ojos se iluminaron al ver a Harriet y anunció alegremente a todos: —¡Mamá se ha vuelto a poner su vestido de princesa!—.

Lily giró su cabecita en los brazos de Severus mientras él y Darby miraban en la dirección en la que Albus se encontraba.

Darby sonrió con complicidad, ya que había visto el precioso y nuevo traje de su ama.Severus estaba en shock.

Sus ojos negros se abrieron de par en par y se quedó con la boca abierta mientras miraba a su hermosa compañera.

Harriet enarcó las cejas bromeando con su marido mientras éste se levantaba, le entregaba a Lily con cuidado a Darby y se acercaba a ella con silencioso asombro.

Una vez que Severus estuvo frente a ella, Harriet sonrió suavemente cuando su alfa levantó las manos y tocó hábilmente la tela de las mangas.

Sus manos se deslizaron sobre los paneles de terciopelo de su nueva túnica de vestir y no perdió la oportunidad de frotarle suavemente el vientre.

—¿Te gustan? —le preguntó Harriet a Severus, mientras contemplaba el rostro de ella, de pie, con el aspecto de un retrato viviente.

Harriet trató de no sonrojarse delante de sus hijos y de Darby al sentir la acalorada mirada de su alfa clavada en ella. Severus la devoraba con los ojos, desde las ondas rojas y sueltas de su pelo hasta sus sutiles curvas, que la rica tela y los apretados cordones de su túnica resaltaban.

—...Sí —Severus contestó con su voz baja que apenas superaba un susurro mientras se centraba en su pálida garganta y en las olas de su cremoso escote.

Harriet se detuvo un momento, insegura de lo que su marido iba a hacer, hasta que él le tendió caballerosamente el brazo y le preguntó formalmente: —¿Nos vamos entonces, mi amor?—.

The Purple Blankets: A Snarry Tale (Traducción)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora