Capítulo 14

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Edición de Capítulo 26/08/2023

Maratón (2/5)

No sabía cuanto tiempo debía aguantar esto: lágrimas, marcas, la sangre corriendo por su muñeca, las sonrisas fingidas cerca de su padre, el maquillaje cubriéndole los moretones, las blusas rotas, y el deseo de morir cada segundo.

Tn entraba por la puerta, después de terminar su cita con Jungkook, no había nadie en la casa como siempre.

Jungkook le había sacado una sonrisa, y le había hecho olvidar la tristeza que permanecía en su interior. Tenía ganas de llorar, llorar, y llorar, no sabía cuál era la razón exacta a todo eso, pero, pensó que podría hacer todo lo que le había pasado en el último mes.

Abrió la puerta de la habitación de su padre, y caminó hacia el balcón. Volvió a sentarse en el barandal mientras el viento frío de Corea del Sur chocaba contra sus brazos descubiertos...

Una lágrima, dos lágrimas, tres, cuatro... Y así, empezaron a caer sucesivamente, no limpió sus ojos, quería descargar todo lo que tenía acumulado, y sintió ganas... sintió la necesidad de desquitarse con ella misma, mordió su labio para que pasaran las ansias, pero, no fue así. Corrió al baño de su habitación, entre uno de los tantos cajones sacó una de esas pequeñas navajas, y su mano empezó a temblar.

La navaja cayó al piso chocando contra el mismo, rebotó dos veces hasta quedar intacta en el suelo, se puso en cuclillas para recogerla, pero un pie se encargó de taparla.

Tragó fuerte, alzó la vista para ver a la persona frente a ella.

Su amiga estaba parada ahí mismo con una bufanda, guantes, gorro, y con la nariz roja, estaba enferma.

Jennie frunció sus cejas cuando se agachó, y tomó lo que había escondido debajo de la suela de su zapato, lo examinó y lo guardó en el bolsillo de su chaqueta, luego lo tiraría en algún basurero de la calle.

—¿Qué pensabas hacer, Tn?

La cabeza de Tn estaba recostada en el hombro de Jennie, mientras lloraba. Su nariz estaba igual de roja que la de su amiga. En ese momento fue cuando, Tn agradeció tener una amiga como Jennie para ayudarla, y la escuchara siempre y cuando lo necesitase. Sorbió su nariz, y se acomodó en el sillón levantando la cabeza. Tenía un saco de lana que era demasiado fino para ese tipo de clima, pero, era cómodo.

El silencio se apoderó de toda la habitación, y Tn bajó la cabeza levantando una manga de su abrigo, y acarició sus cicatrices.

—Hace una semana, dejé de lastimarme, pero... es una adicción. —Río levemente para sus adentros, y negó con la, cabeza para que sus lágrimas se quedaran ahí, y no salieran. —No puedo explicar... Mi... Sé que piensas que estoy loca. —Mordió su labio y las lágrimas empezaron a caer. —Sé que piensas que necesito ir a rehabilitación o que tengo que buscar a alguien que me ayude... Pero, nadie puede sanar este dolor que tengo internamente.

Sollozó, y desvió su mirada hacia el frente.

—Podré decir que esa persona me ha ayudado, pero, realmente estaré pensando que sigo siendo la misma que hace tiempo atrás. —Su voz se cortó. —No sé por qué tuve que tener esta vida... Es una mierda.

Jennie no le vio cuando hablaba ni en ese momento. Su vista seguía rígida en la alfombra color carmesí, que yacía bajo sus pies.

—No digas eso. —Pidió Jennie cerrando sus ojos.

Tn bufó molesta, y bajó una pierna del sillón, y cerró sus brazos sobre su pecho.

—Métete en mi vida un segundo, Jennie... Vas a entender por qué la odio.

—¡Tn, Estuve en tu maldita posición! —Le dijo mirándola fijamente. —¡Pasé por la misma mierda que tú! Entiendo que es lo que piensas cada día... —Sus ojos se nublaron. —Sé que cada vez te repites que mereces morir porque, no vales la pena.

No pudo soportar la mirada intensa de Jennie sobre ella, y salió de la sala por la puerta. Agarró las llaves, otro abrigo que estaba en la entrada y salió a caminar en medio de la noche, necesitaba pensar y relajarse.

Cuando estaba nerviosa, y sentía que se debilitaba internamente, necesitaba tranquilizarse para poder actuar sobre algo, y esta era una de las primeras veces que hacía lo correcto, pero aun así, las ganas de suicidarse aumentaron...

{...}

Hace unos meses su vida era tan brillante como el sol de verano, y ahora era tan opaca como el cielo en invierno. Era otoño, las hojas caían, viejas, y Kim Tn quería caerse en ellas. Las calles de Corea eran solitarias, frías y peligrosas a esa hora, pero a ella no le importaba. El viento recorría por las calles llevando hojas, basura y demás hojas tiradas... Tn iba contra el aire, su pelo, despeinado, no le molestaba, y caminaba con firmeza porque el viento era fuerte.

En ese mismo momento pensó en que, si un auto pasara, no le importaría que este le atropellara. Quería morir, no sentía la necesidad de seguir respirando... Levantó una manga de su abrigo, y observó sus cicatrices, sus marcas, la única forma de sentirse satisfecha, conforme con su cuerpo, con ella misma. Las acarició como si fuesen de terciopelo, no era suave, las tocó como si fueran importantes...

A lo lejos, vio una luz... Una luz de un autobús, pensó en por qué no aprovechar la oportunidad que la muerte le estaba dando, caminó hasta la mitad de la calle, se paró en frente de este y esperó a que la atropellara, el mismo tocó la bocina, y cuando sentía la adrenalina correr por sus venas, alguien tiró de ella para que cayera en la fría acera, al abrir los ojos, y ver el mundo, no estuvo feliz. Sin embargo, un chico yacía a su lado, él la había salvado de su propio suicidio.

Conocía aquella melena castaña... Giró la cabeza, y se dio cuenta de que Tn lo miraba con el ceño fruncido... Iba a hablar, pero este se paró, y empezó a caminar por el mismo sendero que antes.

—¡Tn! —Exclamó, y corrió a su lado, tomando de su muñeca por debajo de su abrigo.

—¿Por qué me salvaste?

—Tn...¿Querías que te atropellara el autobús? —Frunció la ceja y agarró con fuerza su muñeca, la acarició. En ese momento, sintió una especie de relieve en esta, Tn elevó la vista, y él le subió la manga del abrigo hasta su codo.

—¿Desde cuándo te lastimas a ti misma? Le preguntó —Su cara de horror, espanto, y asombro fue molesto para Tn.

—Desde el día en que empezaste a llamarme fea. —Sus ojos se nublaron, el chico sintió un nudo en su garganta.

Abrió la boca para hablar, pero, Tn no se lo permitió, llevó su otra mano y la movió en señal de no. Sacó la mano del castaño de su muñeca y comenzó a alejarse.

—¡Puedo ayudarte! —Gritó este, Tn se detuvo en seco, dio media vuelta, y se colocó justo frente a él.

—Jimin... Déjame morir. —Susurró observando los ojos del chico que le miraban con mucha pena, pura pena.

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Atte. ̶☾b̶̶l̶̶o̶̶o̶̶d̶ɱσσɳ

BROKEN | PARK JIMIN Y TÚ [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora