Normal.
Normal o como siempre, son las palabras que definen la actitud de Warren después de el día de la lluvia. Ja, ja, hasta le puse un nombre. Y mientras él sigue de lo más normal posible, yo tengo una guerra mental desde esa día... Y ha pasado una semana.
Dioses de las Azúcares, iluminenme.
¿Cosas buenas que han pasado esta semana? Volví a salir con Malcolm y fue mejor que la anterior, pero no lo besé, aún me da miedito. No entiendo por qué, es como una soga que me aleja cuando él se acerca.
Motivación del día: ¡Ya puedo comer gomitas!
Así que voy de camino a comprarme un paquete de esas glorias con azúcar encima. Cruzo el primer pasillo que conduce a el kiosco de el Instituto y como cosas de Dios, Warren está recostado de una pared con una bolsita en su mano. No me asusto. Él se gira y me mira con una sonrisa.
Esa sonrisa...
—Por ser una buena niña toda esta semana —muestra la bolsita de gomitas que trae. Siento que estoy brincando de la emoción— te daré esto —extiendo mi mano para tomar la bolsa, pero el muy hijo de las gomitas ácidas la echa hacía atrás—, pero primero iremos a la enfermería a tomarte una prueba de sangre rápida —explica y otra sonrisa se pinta en su rostro. Yo bufo.
«Solo son minutos, Bianca»
—Vamos entonces...
—La azúcar en tu cuerpo estaba un poco baja... —informa Warren al salir de la enfermería.
—Estoy tan mal que otra bolsita me haría bien —insisto con otras gomitas en mi boca, Warren me mira como si no tuviera remedio y retoma su discurso.
—Eso te hará bien —me mira con un sonrisa, mientras como las gomitas, azucaradas, ricas y esponjosas.
Llegamos a la puerta del salón, esperando la siguiente profesora. Warren me cuenta sobre su banda favorita, y la verdad no soy muy fan de las boybans. Aunque hay una banda latina, Brother que sí me gustan sus canciones, pero de que voy a estar loca detrás de ellos, aprendiendome sus vidas, gustos y derivados, no, para eso tengo a Malcolm.
A Kim si le encantan esos Brother y más su integrante Cameron, pero la obsesión se la dejo a ella. Las obsesiones son malas.
Francis, el rubio, creo que ese es su nombre; entra a el salón, dándome un pequeño saludo, pero a Warren no, a él ni lo mira. Warren suelta un largo suspiro para luego pasar su mano por su cabello. Se le ve triste por lo sucedido.
—¿Qué pasa? —pregunto, referente al chico rubio.
«Ahora me va a decir que es gay»
¿Mejor...?
—Me odia.
Esas son palabras muy fuertes.
«Creo que si es Gay»
ESTÁS LEYENDO
Por Amor a las Gomitas © #1
Teen Fiction¿El primer amor es el que te llamó la atención primero o el que te hizo sentir cosas primero? Dificil pregunta, ¿no? Y más cuando eres una adolescente de casi 16 años, que se la pasa llenando su cuerpo de azúcar. Bianca, 15 años, Géminis y fanática...