Matemáticas.
Odio esa materia, pero dime, ¿quién no odia esa materia?
Eso se me hacia más fácil con Warren detrás de mí. Él me decía cosas graciosas que a la vez servían para memorizar los ejercicios matemáticos.
Lo extraño...
Después de la repentina aparición de la melliza muerta de Ramiro, él no se apareció más por el salón. Ni había venido a recoger su mochila. Imagino que tanta felicidad, shock, sorpresa y muchas emociones juntas lo hicieron olvidar que está en horario escolar.
Hasta yo estaría feliz, no como ahora.
-Soy una estúpida...
Pensé en voz alta. ¡Rayos!
-¿Quién? ¿La profesora? -pregunta Cooper- Porque explicarnos algo por dos días y hoy ponernos otra cosa es ridículo.
Eso es verdad. Todos los profesores son un cliché. Como yo.
Pasó mi mano por mi cara para terminar con la frente pegada de mi libreta con más letras que números, a pesar de ser matemáticas.
Fui un estúpida al decirle todo eso a Warren. Él no tuvo la culpa de nada. Yo fui la que se buscó todos los problemas de estos últimos dos meses, que él haya estado allí, fue pura coincidencia o cosas de la vida.
Entre ustedes, nada es cosa de la vida.
Las palabras de aquel en esa tienda de gomitas, fueron como estampadas en mi mente para que las analizara y sacara conclusiones.
No esperes que pasé algo para darte cuenta.
-Quizás si tenga que pasar algo mayor para confirmar lo que siento...
El timbre avisa que el horario escolar ha terminado. Yo sigo tratando de llegar a un conclusión.
¿Me gusta Warren pero mi mente lo dejo en segundo plano porque tenía la atención de Malcolm?
Malcolm me gusta desde hace unos años porque... porque me atraía lo lindo que es, me trata lindo, reíamos pero nada más allá.
Warren me gusta porque me consiente, de manera rara e preocupa por mí, siempre tiene algo guardado para hacerme reír, pensaba en mí con cualquier cosa que ve, y siempre llegaba más allá hasta el punto de que la conversación por más bizarra que sea es entretenida, pelear por un sabor de gomita, hipnotizarme con sus ojos; sólo es Warren.
Me levanto de mi asiento y camino hasta la puerta, topandome con Ramiro.
-Lo siento, no-
El choque parece que hizo que mis cables se conectarán.
-El beso entre Warren y yo, pasó porque yo quise, porque él quiso. Nada incómodo. Un beso entre Malcolm y yo, no pasó porque no quise. Algo incomodaba -suelto, aún absorta en mis pensamientos-. La respuesta siempre estuvo ahí.
-¿Warren y tú, se besaron? -pregunta Ramiro con una mezcla de sorpresa y confusión.
-Sí -respondo, con una sonrisa.
Dejo a Ramiro con las palabras en la boca y salgo de el salón hacia la salida.
Negaba mis sentimientos hacia Warren porque tenía a Malcolm ahí, pero ahora que ninguno está, no me queda de otra que pensar. Descartar antiguos sentimientos y concentrarme en los actuales para llegar a la conclusión de que...
-El que gusta es Warren -aseguro para mí misma, pero cuando vuelvo al mundo me doy cuenta de que Hugo está en frente de mí.
-Wow, porfin -exclama, con una pequeña sonrisa en sus labios.
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Por Amor a las Gomitas © #1
Novela Juvenil¿El primer amor es el que te llamó la atención primero o el que te hizo sentir cosas primero? Dificil pregunta, ¿no? Y más cuando eres una adolescente de casi 16 años, que se la pasa llenando su cuerpo de azúcar. Bianca, 15 años, Géminis y fanática...