Capítulo 12 "Bones - Parte 2"

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Ambos escucharon un par de quejas y gritos desde el pasillo que conducía a la enorme y elegante oficina de Anderson, haciendo que cada uno mirara a una pareja que recién ingresaba a la oficina con una desbordante molestia, se trataba de los padres de Roni...

-Así que son ellos, no sé qué hacen aquí, debería ser expulsados – comentó con molestia Oscar, el padre de Roni, mientras el director Anderson los dirigía a sentarse al otro lado de la oficina, en conjunto con su hijo, el cual sostenía una pequeña prensa fría sobre su cara.

-Señor Henson por favor, mantengamos...

Anderson fue interrumpido en su comentario en cuanto su secretaría entró y anunció la llegada de dos de los tutores mandados a llamar.

-Señor Anderson – habló la joven señorita que ingresaba a la oficina – La señora Evans y el señor Stan han llegado.

-¿Y la señora Hiddleston? – cuestionó el director de forma directa.

-Ha sido imposible contactarla, su secretaría me ha comentado que se mantenía en una zona restringida de llamadas, pero el señor Hiddleston ha sido notificado, se encontraba al sureste de la capital, tardará un poco en llegar, pero nos ha asegurado que viene en camino.

Lo último avisado por la secretaría fue bien escuchado por cada uno de los presentes, por los tutores que recién ingresaban a la oficina, e incluso discretamente por el móvil de Scarlett, el cuál llevaba varios minutos directamente vinculado con el de su amiga, conectado de forma adrede para mantenerla al tanto de lo ocurrido.

En cuanto Sebastian ingresó y miró de forma separadas a los adolescentes, cada uno había sido mandado a portar el uniforme del internado, pero sus aspectos no se podían ocultar, por lo que infirió lo que podía estar pasando, aunque el hecho de que Lizzie estuviera también ahí lo desconcertaba por completo, pero aun con ello, se mantuvo firme en postura y presencia, algo difícilmente de ignorar, pues su impecable y elegante traje Ermenegildo Zegna en tonos claros, su semblante inexpresivo y serio, más los intensos ojos azules que lo caracterizaban, era tan imponente cómo todo lo que representaba, además de estar presente con su leal amiga, la esposa de su mejor amigo, Scarlett lucía seria y preocupada ante lo que veía, mirando de forma rápida a cada uno, pero sobre todo a su hijo con la pronunciada herida de su labio y con un semblante serio ante la situación.

-Lamento hacerlos venir señor Stan, señora Evans – saludó Anderson a los padres y los invitó a posicionarse al lado de sus hijos – Ha habido una fuerte violación al código de conducta.

-Lo que ha habido es una agresión – espetó Samantha, la madre de Roni – Sus hijos golpearon indecentemente a mi hijo.

-Por algo lo habrán hecho – aseguró Sebastian de forma estoica, haciendo voltear a cada uno de los presentes hacia él.

-¿Cómo ha dicho?

-Conocemos a nuestros hijos – habló Scarlett con firmeza – No actúan de forma impulsiva ni agresiva a menos que la situación lo amerite.

-¿Ustedes fomentan ese comportamiento a sus hijos? – cuestionó Anderson con un ligero tono de indignación.

-No dije que lo fomentemos, dije que la situación puede ameritarlo.

-La situación es que el joven Henson declara no haber hecho nada – aseguró firmemente Anderson ante todos – Y la señorita Hiddleston no ha querido hablar claramente con nadie.

-Es porque no pueden obligarla a hablar de algo que tal vez la moleste y la incomode – espetó Oliver con indignación mientras tomaba la mano de su hermana.

-Joven Hiddleston, le recuerdo que su tutor no se encuentra presente, así que module su comportamiento.

Sebastian y Scarlett voltearon directamente a ver a Lizzie y observaron cómo se mantenía en silencio y con su mirada baja, incluso estando al lado de su hermano, parecía tan intimidada y apenada que seguramente le costaba estar ahí frente a todos, Sebastian sabía que Lorely realmente hubiera deseado estar ahí, con ella, con sus hijos, se lamentaba que no pudiera, que las muy pocas veces que apenas se alejaba de ellos por cuestiones imprescindibles pasara algo así, sin embargo desconocía la vinculación del teléfono de su amiga con el de aquella hermosa mujer que tenía en sus pensamientos, aunque eso no le impidió pensar y analizar cada uno de sus siguientes movimientos.

La Decisión es NuestraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora