Capítulo 57 "The Loneliest"

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"La calidez seguía siendo tan agradable que el sol apenas les otorgaba el calor suficiente, los jardines a su alrededor se mantenían impregnados del mismo aroma fresco, mientras la sombra de un par de árboles era exacta para cubrirlos al estar sentados bajo ellos.

-¿Así se siente todo el tiempo?

-Todo el tiempo – aseguró Oliver con una amplia sonrisa en el rostro – No tienes que preocuparte más, mereces ser feliz.

Lorely bajó su mirada, extendió sus piernas y se permitió sentir el césped bajo ella.

-¿No quieres estar aquí?

Ella apretó sus labios, miró a su alrededor y ladeó su cabeza ligeramente – No estoy segura...

-¿Te gusta? - preguntó el chico con un hermoso brillo en los ojos, manteniéndose con las piernas extendidas al lado de su mejor amiga.

-Se siente una calma inigualable - aseguró Lorely con una media sonrisa.

-Si, es maravilloso... Pero ¿Te gusta?

-Si...

-Puedes quedarte - dijo el chico con un encantador semblante – Si esto realmente te hace feliz.

Lorely se incorporó con cierta preocupación y lo miró directamente - Extraño a mis hijos... El mayor tiene tu nombre - su sonrisa se volvió melancólica y en tan solo unos segundos algunas lágrimas comenzaron a formarse - Me hubiera gustado que los conocieras.

-Estoy seguro que son maravillosos – Oliver se acercó lentamente a ella, tomó su mano y la hizo verlo – Necesitas dejar ir todo, necesitas concentrarte en ti, has sufrido demasiado, no puedes seguir sobrellevándolo, necesitas encontrar tu felicidad y tu paz.

-Pero... ¿Y él? También extraño al padre de mis hijos... Quiero volverlo a ver.

-Estoy seguro, que él mejor que nadie entenderá tu decisión."

No supo cuánto tiempo permaneció abrazando su cuerpo, era la primera vez en toda su vida que no podía pensar ni sentir nada más que dolor, su alma entera estaba destrozada, se había aferrado por unos últimos instantes a ella y eso partió tanto su corazón cómo nunca antes lo había sentido, su amada esposa, el único amor de su vida, ya no estaba más con él.

Se aferró a su cuerpo y lo estrujó con su alma desgarrándose, besó su mejilla y fijó en ella su mirada borrosa por tantas lágrimas, notando lo pálida y fría que se sentía, eso lo destrozó aún más, si es que eso era posible, porque ahora lo único que mantenía con "vida" a esa mujer, era una serie de aparatos a su costado derecho, la posibilidad de que ella abriera los ojos y lo mirará era tan nula cómo el hecho de que despertara, su cuerpo, su vida, o ella, habían tomado la decisión de irse.

Habría dado todo de sí mismo para no llegar a ese punto, para que ella no hubiera tenido que luchar por su vida, y a su vez para que no "perdiera" esa lucha, pero todo reproche y odio hacia sí mismo era inútil, el daño, la deslealtad y la traición ya le habían hecho lo que hacen en cualquier vida, podía seguir culpándose, podía odiarse y torturarse, pero eso no cambiaría nada, eso no le daría ningún consuelo y no regresaría ninguna vida.

Sus manos temblaban tanto, sus ojos no podían parar de derramar lágrimas y su respiración no podía regularse en lo absoluto, el llanto era puro y lo estaba consumiendo en una interminable tristeza...

La Decisión es NuestraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora