XXVI

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Pov. Solimán

Cuando las flores marchitan, su hojas pierden su color, los tonos felices con consumidos por el color gris de la tristeza, se van cubriendo hasta que los pétalos no soportan más y caen al suelo, teniendo la esperanza de morir ahí mismo, o que el viento se encargue de dispersar estás hasta que alguien las rompa, hasta que se hagan polvo...
Yo el príncipe Solimán, el hijo favorito del sultán Selim, próximo sultán de los tres continentes... Estoy desechó como una hoja seca.

Mi corazón sufre, mis ojos lloran, mi vida... Se apaga lentamente.
Mis manos no han vuelto a tocar otra cosa más que el licor, mis ojos no han visto más que las paredes de esta habitación y mis labios... No han probado más que el dulce sabor del licor que segundos después de pasar por mi garganta, queman.

—No quiero ver a nadie... ¡Largo!— las puertas se habían abierto, nuevamente, una criada había sido enviada, pero no quería a ningúna de ellas.
Al levantar mi cabeza, mis pupilas se dilataron ante tal belleza, mi cuerpo se movió por si solo. Aquella mujer... No era nadie más que ella..

—¿Amada mía? ¿Zahra?— Al tocar sus mejillas su rostro cambió un poco haciendo que me separa de ella tocando mi cabeza después de un dolor en el lado izquierdo. Ella no era mi sultana... Pero, ¿Por qué se parecía a ella? La imagen de zahra venía a mi cada que la veía a ella. —¿Cuál es tu nombre?

—Mahidevran príncipe.— cierto... Mi sultana, tenía una hermana menor.  Debía ser ella, el parecido era lo suficiente.
Si tenía que estar con ella para ver a zahra, lo haría... Porque estaba seguro, de que mi sultana estaba viviendo a través de su hermana.

Fin pov. Solimán

—¿Cuánto tiempo había pasado?—
Gülfem se preguntaba mientras veía a los niños jugar en el jardín, jardín que se sentía solo sin ella... Aún extrañaba la compañía de zahra, sus juegos, sus pláticas... Recordarla la ponía triste, pero esa tristeza era reemplazada con enojo, hacía días que el príncipe se había recuperado, con la ayuda de su nueva favorita, la señorita Mahidevran.

—¡Murad, Ahmed, Raziye! Vamos adentro, debemos ir por su hermano Mehmed.— Gülfem caminaba por los pasillos junto a los niños, su camino se interrumpió al topar con Mahidevran y su criada Gülsah.
Gülfem no pudo evitar hacer notorio su enojo

—¿Hay algo que la molesta sultana?

—Si... Tu presencia.— No podía actuar de otra manera, Gülfem se mantenía sosteniendo la mano de los príncipes mientras Raziye miraba a ambas mujeres

—Cuida como me hablas, recuerda que ahora soy la favorita del principe. No tienes derecho de hablarme de esa manera— Gülfem rió un poco acercándose a ambas.

—Eres una favorita si... Pero yo soy una sultana, soy la madre del hijo primogénito de su alteza. Además, no importa que ahora estés con su alteza, tú y yo sabemos porque el príncipe te ha tomado como su concubina.— Mahidevran sabía que iba a decir, su rostro hizo notoria la furia mientras Gülfem seguía con aquella sonrisa. —Todos en el harem lo saben, el príncipe, nunca olvidará a Zahra, el ama aún a la sultana Zahra. La busca a ella en ti ¿Sabes porqué?  Porque eres la hermana menor de la mujer que lo hizo feliz, de la madre de tres de sus hijos. Su alteza el principe Solimán, te hizo favorita por parecerte a Zahra. — Gülfem continúo riendo. —Puedes presumir que eres una favorita, pero siempre tendrás claro que nunca, podrás borrar a Zahra de la vida del principe, porque.... Ella siempre fue mejor que tú.
Niños, vamos— Gülfem disfrutó de dejar a Mahidevran y Gülsah con esa expresión, Murad camino detrás de su madre, pero Raziye y Ahmed se quedaron solo un poco más frente a la que era su tía.

—Nuestro padre amará siempre a nuestra madre

—Tú nunca podrás tomar su lugar

Los dos hermanos se fueron detrás de Gülfem, Mahidevran limpió una lágrima mientras que Gülsah trataba de calmarla.

—Ella no sabe lo que dice, no es más que una sultana olvidada.

—Mientras tenga a ese hijo, será influyente ante su alteza.— Mahidevran miró a Gülsah. —Esos niños, cada uno de ellos, deben desaparecer, Kahzarah tiene que ayudarme

—¿Kahzarah? Señora, olvida que él no ha hablado con usted desde que se convirtió en favorita

—Tendrá que hacerlo, o el será quién quedará como un traidor. Es su palabra contra la mía ¿A quién crees que su alteza le creerá?

mutawahijat aimra'a  sultán SolimánDonde viven las historias. Descúbrelo ahora