Capítulo dieciséis.

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 -¿señorita Ivanova usted ha interactuado con algún vampiro?- me pregunta la psicologa con algo de ironía en su tono. Si le digo la verdad jamás me creería.

Miro el techo blanco del salón -no- una respuesta seca que sale de mis labios.

-¿ha escuchado alguna voz que le habla en secreto?- Sí, quería gritar pero no podría, tan solo puedo responder que no, haber si salgo de este psquiátrico cuánto antes.

-¿Usted está segura de lo que dice?-

-y usted cree que pueda soltarme ya, necesito... irme- me levanto y empujo la silla con el pie

ella toma unos apuntes -ya puede marcharse-

Tal vez sería feliz si me marchara sola pero no; tengo dos escoltas detrás que si pudiera los golpeaba a los dos, pero supongo que soy más débil que ellos.

La idea de no confiar en mi madre sigue dando vueltas en mi cabeza. Camino por un pasillo y los escoltas me detienen y miro a un lado: había unos guardias golpeando a un chico que estaba en un intento fallido de escapar.

-¿a esto llaman psquiátrico?- miro a uno de mis escoltas, ellos no hablan solo miran al frente.

Quizás existan personas mejores en un infierno que en la tierra.

-definitivamente saldré loca de aqui- susurro.

Me llevan a mi "minicárcel" digamos porque no la consideraría habitación.

-ya te drogaron- me dice una vocesita que se tornaba pesada en momentos como estos, que solo quiero escapar.

-acaba de salir de ese murciélago feo- me siento sobre la cama cruzo mis pies e intento respirar pero en este lugar se me hacía imposible.

-quiero salir- grito y remuevo mi pelo.

-faltan horas para saber- aparece Alexander a un lado de la habitación recostado en una de las paredes.

-esas horas son una eternidad y además como estás tan seguro de que podré ser vampira, recuerda que soy humana-

-¿recuerdas cuando golpeaste a unas chicas aqui?- lo miro extrañada

-¿Y? ¿que hay con eso?-

-tu fuerza era mayor que la de ellas-

-eso no me dice nada-

-ya verás- y como la luz, se traslada a mi lado -saldremos de aqui- me dice sobandome la cabeza.

Ese collar juro haberlo visto en algun lugar, miro su cuello y vuelvo a mirar sus ojos rojizos que se encuentran en los míos brindandome un poco de esa paz que no logro encontrar.

-Ale...-hago una pausa y vuelvo a mirar sus ojos rojizos -¿Crees que necesite un plan para salir de aqui? ¿un mapa?- hago un mohín.

-Los momentos menos planeados son los mejores- sostiene mis ojos con su mirada y acaricia mi mejilla con su pulgar -No te preocupes estaré aqui para ti- la Sarka débil se sintió reconfortada al escuchar sus palabras resonar en la habitación.

-gracias, ¿Cómo lograste saber que era diferente a todos allí?-

-No es muy díficil descubrirlo- suelta una risita y su sonrisa de oreja a oreja me da mil años más de vida, sus dientes estaban perfectamente organizados y perfilados dejando sobresalir un poco a los lados sus colmillos, algunos mechones de su cabello castaño oscilaban en su rostro. -Desde la vez que te vi en el comedor, digamos que eres muy obvia- hace una pausa para sonreír -Mirabas esa comida con rechazo y no olvidemos el momento en que apareció esos vegetales, si vieras tu cara-

My poor vampireDonde viven las historias. Descúbrelo ahora