Capítulo quince

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 Abro mis ojos y me encuentro en un hospital, o al menos eso parecía. Vestía un pillama blanco de rayas azules.

-¿dónde estoy?- paso mi mano por la frente y me doy cuenta de que tengo mi brazo derecho lleno de cables. -¿que rayos es esto?- desengancho los cables de mi piel, me levanto de la camilla y recorro la sala.

Era una habitación con tres camas personales. Me di cuenta de que no era un hospital cuando vi a dos chicas cerca de mí.

-hey, despertó la princesita- dice una chica alta, piel morena, corpulenta y aspecto de maleante.

-¿que le ves de princesa Vilma?- responde una chica bajita, delgada y razgos asiáticos.

-es que pareces tan cuidadita y mira donde acabaste- se reía mientras se acercaba a mi y enroscaba uno de mis rizos con una mirada fulminante.

-Chicas las pastillas- dice una enfermera entrando.

-¿en donde estoy?- le pregunto a la enfermera con insistencia.

-estas en un hospital donde recibiras tratamiento- ¿sanatorio? Yo estoy bien.

-señorita tomese su pastilla-

-No estoy loca-

-yo si fuera tú me la tomara, no quisiera verte amarrada- habla vilma y vuelven a reír.

Agarro la pastilla y la coloco debajo de la lengua y trago el agua. La enfermera se marcha.

-A la cuenta de tres...- las oigo rechillar.

Solo busco la ventana de la habitacion y escupo la pastilla, paso mi mano limpiando mis labios.

-mira si la nueva tiene experiencia- se acerca más a mi, esa tal Vilma, escupiendo la pastilla a mi lado, en cambio la miro con indiferencia -veamos cuanto sabe- me lanza un golpe a la cara, mientras me lo esquivo con agilidad -ha porque crees saber golpear- Vilma era una morena de cabello crespo y una cara de culo terrible; la otra era blanca algo asiatica por los rasgos de su rostro.

Las dos venían hacia a mí a atacarme y sólo me preguntaba que les he hecho.

-Toma esto- me lanza un golpe , sostengo su mano.

-¿a que viene esta pelea?- pregunto

-simple, tú eres la nueva, ella es la jefa- refunfuñea la china.

Agarro su mano con fuerza y la suelto.

-no estoy loca pero ustedes me estan buscando- le lanzo una cachetada a la china y cae tumbada al suelo.

-¿como te atreves a golpearla? ¿Te crees linda princesita?- se acerca a mi para intimidarme y digamos que es más alta que yo.

-es simple- paso mi mano por su rostro -sostienes su cara y...- me acerco unos tres pasos y golpeo con fuerza su mejilla.

-¿estás loca? Levanta su tono y me grita- me lanza una patada y agarro su pie con mi mano y lo logro torcer.

Dos horas despues:

-señorita, usted podría decirnos con que golpeo a Vilma y a Wei-

-le estoy diciendo que a la china Win- digo en burla- la golpee con la mano, no es mi culpa que se le quedará mi mano roja plasmada en la cara-

-umju y a Vilma- me mira con insistencia la mujer.

-a ella le pegué una patada-

-será trasladada al segundo piso, no deje de visitar a su médico-

-¿qué?- digo y ya los guardias me estaban llevando.

-Yo no estoy loca- digo, en cambio ellos me agarraban con fuerza. -¿ustedes no me creen?- era rídiculo que me respondierán para ellos yo soy solo una extraña.

Me arrastran a una habitacion cerrada ermeticamente cerrado como el hangar de un avion -estaremos vigilando la ventana para que ni intentes escapar- deseos no me faltan

que rayos hago aqui, ¿mi madre me mandó a un sanatorio? Como es eso posible, no sabia que hay momentos en los que no puedo confiar ni en mi madre (pienso triste mirando la rejilla de la ventana)

-no estes triste, ella es la que no se da cuenta de lo que está perdiendo- siento una vocesita en mi cabeza.

-¿quien anda ahí?- siento ruido en la mesa de el cuartucho.

No veo nada llamativo en cambio me acerco a mirar algo sobre la mesa.

-hey pequeñín- miro a un animalito pequeño, era una especie de murciélago negro. -tambien estás loco?- le pregunto acariciando su nuca.

-te ayudaré a salir- siento de nuevo esa voz en mi cabeza, Alexander.

-¿Alexander eres tu?- miro extrañada al murciélago. -por qué no apareces de una vez y me abrazas-

-tal vez pueda aparecer en cualquier momento pequeña monstruo-

Me lanzo en la cama, era un colchón duro, me era casi imposible dormir.

-¿por qué todo es tan raro en mi vida?- digo acostada con mis manos soteniendo mi cabeza quien miraba hacia el techo perdida.

-Quizás solo me necesites a mi para darle sentido a tu vida- siento la voz de Alexander susurrar fuera de mi oído.

-No seas rídiculo Alexander, ni siquiera estás aqui-

-tal vez estes tan enfrascada en el techo que no pegas a mirar a un lado- muevo mi cuello.

Su cara estaba pegada a la mía a pocos centímetros.

Tomé su cara entre mis manos -¿estás bien?- grito colocandome a horcajadas sobre él, golpeo su rostro -¿eres de carne y hueso?- agarro su cachete y lo aprieto, amenazando con arrancarselo

-si me sueltas tal vez logre tener carne-

-oh lo siento- me siento a una orilla de la cama.

-no dije que te levantaras, ahi donde estabas estaba bien-

-muy gracioso-

-si estabas vivo, ¿por qué desapareciste?-

-sabes que en estos momentos pude estar muerto-

-¿y por qué no lo estas?- digo, gracias a el dios de los vampiros que no lo estas.

-tengo este collar que me protege y una pulsera increíble, no crees?- el collar era negro con una piedra brillante azul celeste.

-disculpa la pregunta pero, ¿de quien era ese collar?- su color me parecía sumamente familiar.

-me lo regaló mi madre antes de morir- hace una pausa y sonríe -sé que eres curiosa y vas a preguntar por qué a mí y no George- si lo tenía en mente -Pues yo siempre fui el más travieso y enfermiso de los dos-

-oh, no sabía-

-George tampoco sabe de la existencia de este collar. Si por él fuera hubiese acabado conmigo hace mucho tiempo-

-¿ese collar tiene magia verdad?-

-digamos que magia doble, este collar tiene un escudo que me protege pero tambien es el portal para sentir a mi madre viva junto a mí-

-¿y ella murió?- que preguntas Sarka, claro que tiene que haber muerto.

Su mirada dolorida me lo dice todo -lo siento, no tienes que responder, ven acá- le doy un abrazo enterrando mi cabeza en su cuello.

-ahora si me lo permites voy a descansar que llevo días persiguiendote- se lanza sobre la cama y se gira dandome la espalda.

¿persiguiéndome? Asi que no estoy loca, sonrío -pues yo tambien me voy a acostar- me giro dandole la espalda a su espalda también.

Siento su mano pasar por encima de mi cintura y su calor pegarse al mío -hasta mañana pequeña monstruo- me susurra al oído mientras siento un vapor correr por mis mejillas y una electricidad acalambrarme.

My poor vampireDonde viven las historias. Descúbrelo ahora