Capítulo dos.

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Estuvimos volando por unas dos o tres horas hasta alejarnos completamente de la ciudad. Bueno digamos que él me estuvo llevando a mí, yo no podría volar, soy completamente humana. Llegamos a una colina, una de las cercanas de Yakutsk a unos 8.3 kilómetros, la colina del amor. Esta es una ruta, con una elevación de unos 233 metros, podría considerarse una colina mediana, está ubicada cerca de Yakutsk, Sajá, Rusia. Pero por qué aquí, se supone que vamos a una ciudad de vampiros o algo así, deberíamos entrar por un portal como en las películas.

-¿Y ustedes los monstruos viven aquí?- no pude evitar preguntar.

-También eres uno de los nuestros-

-No lo soy- ese hombre solo me miró –Si lo soy entonces dime por qué no puedo volar, por qué no bebo sangre, por qué me gusta la ciudad y por qué odio el hecho de alejarme de mi familia para venir aquí a averiguar algo que no existe-

-Simple, siempre has vivido con humanos. Después de los dieciocho serás una de nosotros, tus habilidades llegarán solas cuando cumplas dieciocho, confía en mí-

-¿Por qué debería confiar en usted?-

-Soy la única persona que te puede ayudar a vivir. Presta atención- estábamos frente a una entrada pequeña como para ser vista –Estarás aquí escondida, serás una vampira común, debes comportarte como una; si no quieres ser descubierta-

-¿Y es que no entiendo estaré conviviendo en el lugar donde vive la persona que me quiere matar? Persona que ni siquiera conozco-

-Ellos saldrán a buscarte a la ciudad, no se imaginarán que estas aquí.-

-¿Y viviré escondida toda mi vida?-

-No, cuando tengas tus poderes, vas a asesinar a Boris y a su sucesor. Esta es la única manera que tienes de salvarte y salvar a tu familia, sino los eliminas, ellos te eliminarán a ti-

-¿Es broma? Nunca he matado ni a una mosca, cómo crees que mataré a dos personas yo sola-

-Te ayudaré – me dice y parece bastante confiable –ahora entraras a un ambiente fuera de lo que has vivido, trata de ser natural. Si ves a alguien morir, déjalo o puedes recibir el castigo por el- me dice y ya nos estábamos adentrando por una pequeña apertura.

Creí que no cabría por ahí, pero últimamente había perdido peso. Ya estábamos dentro, la entrada era pequeña pero estábamos en un castillo bajo tierra. Tenía cierto parecido al inframundo. Todo era oscuro, alumbrado por antorchas encendidas con fuego, el fuego que podría acabar con mi vida. En una esquina de la entrada había como unas puntillas gigantes, pero de seguro no era para agarrar nada. Quería preguntar pero solo me restaba seguir a ese hombre horrible y mantener mi cabeza gacha. Todo se volvió más real cuando logramos entrar al castillo después de pasar por los guardias. Habían personas volando, monstruos, todo era feo, horrible, nada comparado con lo que había vivido estos años en mi ciudad rusa. Había sangre en copas, paredes y piso. Todo era una pesadilla. Bajamos aún más llegando al sótano del castillo.

-aquí te quedaras-

-¿Aquí? Pero esto no es tan siquiera una habitación, en este inframundo-

-Por ahora te quedarás aquí. Ten- me extiende un papel –Estos son los horarios, las cosas que debes y no debes hacer. Mañana comenzarás a trabajar así que descansa- cuando pienso que se va, regresa –Debes actuar como una vampira, debes comer lo que ellos comen y vestirte como una. A tu derecha hay ropa, en esa caja, vístete- me examino y creo que mi ropa es adecuada -Recuerda que estas infiltrada aquí, no puedes ayudar a nadie, si ves a alguien morir déjalo- con esas palabras se marcha.

-Esto es un asco, ¿acaso no limpian aquí?- Estaba en una especie de sótano, todo estaba sucio, empolvado. Las paredes estaban manchadas de sangre, me impresionó mucho el ambiente pero debía acostumbrarme. Pronto saldrás de aquí, solo debes encontrar a ese tal Boris y asesinarlo. Me vestí con un ropaje que había en esa caja, no me gustó así que me quedé con mi jeans, camisa y botas, todo era un conjunto negro que combinaba a la perfección. Mi maquillaje era algo exagerado para un humano normal, me maquillé pálida y con toques lo suficientemente negros como para parecerme a una vampira de película; mi cara era una combinación de negro con blanco pálido.

-Asegura bien ese maquillaje Sarka. Nadie te descubrirá así- me digo y salgo a comer algo al comedor.

Los pasillos estaban alumbrados con antorchas. Estaba en un castillo como los de las películas de terror, todo era escalofriante. Principalmente esa cabeza humana que estaba colgada a un lado de la pared, era la cabeza de una chica. -Oh dios, esta podría ser yo-

-¿Estoy en el pasillo correcto?- me pregunto mientras miro mi mini mapa. –Oh creo que este es el comedor- abro la puerta del local, era bastante grande, solo que una chica, estaba atada, sus manos en su espalda, sus tobillos estaban juntos, sus labios con una tela que parecía asfixiarla, estaba colgada de una cuerda. Debajo de ella había fuego, solo le quedaban segundos de vida supongo. A su lado había dos chicas más pero ya estaban muertas. Sus caras estaban pálidas, las miré con miedo.

"Si ves a alguien morir, déjalo" esas son las palabras que vienen a mi mente. Me quedé inmóvil, mis pies no se movían, estaba viendo como iba a desaparecer esa chica que podría ser fácilmente de mi edad, lo más impresionante era el mal olor a carne podrida que había en ese lugar. Como humana que soy comencé a desatar los nudos de sus tobillos y tomé un cuchillo que había allí y corté la soga desde arriba mientras me aseguraba de que no cayera sobre el fuego, tomé su mano y huí con ella. Íbamos por el pasillo corriendo. ¿Qué has hecho Sarka? Me pregunto y la única respuesta de mi misma que recibo es: aún soy humana.

-se está escapando- oí gritar a unos guardias. Esta chica entro conmigo a una de las otras habitaciones que había en el largo pasillo.

-¿Este es el comedor?- le pregunto y ella afirma con su cabeza ya que sus labios se mantenían inmóviles. La ayudo a desatar sus manos, facilitándole que desate las otras cuerdas restantes. Nos encontrábamos escondidas tras una mesa.

Oh dios acabo de cometer un delito, acabo salvar a alguien. Debía haberla dejado morir, ¿Por qué lo hice? No puedo tener corazón, ni mucho menos piedad.

-Gracias- me susurra la chica a la que le acabo de salvar la vida y se marcha corriendo. Me pongo en pie. Realmente fue una tragedia, pero estaré bien nadie me conoce y no hay cámaras aquí. Reviso los platos de comida sobre la mesa. – ¡Qué asco!- exclamo en voz baja. Copas de sangre, carne humana; era todo lo que ofrecía el menú de hoy. Habían monstruos allí, comiendo todo aquello a lo que llaman "festín" -prefiero morir de hambre antes de comer esto- digo en un susurro.

-¿En serio?- me pregunta una voz masculina.

-¿Qué, quien anda ahí?- alguien me estaba hablando, cada vez que intentaba seguir su voz se movía tan rápido como la luz -¡Detente!- le grito y se coloca frente a mí, su sonrisa era sádica, su mirada me gritaba "Vas a morir".

-¿No vas a comer? Hoy es uno de los mejores menús de la semana- me dice tomando un poco de sangre de una copa que acababa de levantar de la mesa a mi lado.

-Sí, claro que voy a comer- respondo mirando a toda aquella asquerosa comida.

-Adelante- me dice y se detiene a esperar a que prosiga a comer.

-Pero hoy no, estoy a dieta-

-Mucha dieta es malo, recuerda- comienza a dar pasos acercándose cada vez más a mí, un escalofrío bajó por mi espina dorsal.

My poor vampireDonde viven las historias. Descúbrelo ahora