Al siguiente día, Hermione se levantó con la determinación de sacar a Draco de su corazón, al precio que fuera. Decidió llevar su situación de la manera más digna posible. Estaba arrepentida de haberle dicho al joven rubio que lo seguía queriendo. Eso no la ayudó en nada, pero ya no podía volver atrás. Ahora, tendría que enfrentar las burlas y humillaciones, que de seguro, serían más mordaces que las anteriores. Su confesión, le había dado al chico más armas para utilizar contra ella. O por lo menos, eso pensó Hermione.
Después de desayunar, se dirigió a la clase de Pociones. Ella y sus dos amigos fueron los primeros en llegar. Aprovechó que Harry y Ron ideaban una estrategia para el próximo partido de Quidditch y ella agarró su libro para fingir que leía. A los pocos minutos llegó Draco con sus amigos; todos entraron con la misma algarabía de siempre. Comenzaron a hacer chistes pesados contra los estudiantes de Gryffindor. Draco miraba a Hermione, esperaba que en algún momento la chica volteara a mirarlo, pero no fue así. Aunque ninguno de los tres se había puesto de acuerdo para ignorarlos, eso fue lo que sucedió. Esto hizo que Draco se sintiera frustrado. Iba a hechizar el libro que Hermione tenía en sus manos solo para burlarse, pero en ese momento venía llegando Snape y tuvo que guardar su varita.
El profesor comenzó con su clase, luego cuando llegó el momento de preparar las pociones, dijo:
—Tienen media hora para preparar la poción que les asigné. Y espero, srita. Granger, que no necesite salir corriendo de mi clase otra vez.
Draco fue el primero en burlarse y sus amigos lo siguieron, aun así, Hermione no lo miró. El chico dijo a Vincent en voz baja:
—En lo que esté preparando la poción, haré que se le caiga el frasco con los Hongos Saltarines. Va a pasar más de la media hora tratando de recogerlos. Ja-ja-ja-ja.
—¿Qué es tan gracioso, Señor Malfoy?
—Nada, profesor. Lo siento.
Snape lo miró sin ninguna expresión en su rostro y se sentó en su escritorio mientras los estudiantes comenzaban a mezclar ingredientes. En ese momento, entro una lechuza y se detuvo en el escritorio del profesor. Este agarró la nota y después de leerla, dijo:
—¡Señorita, Granger!
—¿Sí, Profesor?
—El profesor Dumbledore la espera en su despacho, junto con la profesora McGonagall. Vaya inmediatamente.
Hermione iba a empezar a mezclar sus ingredientes cuando recibió la noticia. Su corazón se aceleró rápidamente. Ella sabía para que la esperaba el director y su jefe de casa. Harry y Ron también estaban enterados y también sintieron temor de la decisión del anciano director. La chica miró a sus dos amigos con cara de preocupación y miedo. Dejó sus cosas allí y salió. Draco también se atemorizó cuando supo que Hermione fue llamada ante Dumbledore. El terror se apoderó de él al pensar que la chica diría todo. Dijo para sus adentros: "Si mi padre se entera de esto, estoy muerto". Los tres chicos estaban preocupados. Snape que estaba convencido de que algo pasaba allí, los observaba a los tres. El nerviosismo en todos ellos era muy evidente. Pero su incógnita era Draco. No entendía porque el joven tenía la misma angustia que Harry y Ron.
Hermione llegó al despacho de Dumbledore. Tocó la puerta y espero a ser invitada a entrar. Inmediatamente, oyó la voz del director dándole permiso.
—Adelante, srita. Granger; tome asiento.
—Buenos días, profesor. Gracias —dijo la muchacha mientras se sentaba.
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Jugada del Destino
FanfictionHermione y Draco sentían repulsión el uno por el otro. Sin embargo, surgió otro sentimiento más fuerte, desencadenando hechos trascendentales entre la joven pareja y el círculo que los rodea. La historia es mía, sin embargo, los personajes NO me per...