Cuatro meses después, aproximadamente a las dos de la tarde, Hermione estaba sentada en su cama leyendo un libro. Se había acostado a dormir un rato, pero no pudo. Su enorme barriga no la dejaba dormir en las noches y últimamente se sentía muy cansada por no poder conciliar el sueño a causa de las molestias del embarazo. El niño se movía insistentemente en el vientre de su madre. Ella le daba caricias y le hablaba con dulzura cada vez que lo sentía moverse dentro de ella. De pronto, sintió un dolor extraño en su vientre, era leve, pero molesto. Solo duro unos segundos y la chica continuó su lectura. Una hora después, volvió a sentir el mismo dolor, pero no le dio importancia. Pensó que se debía a que llevaba mucho rato sentada en la misma posición. La tercera vez que lo sintió, decidió llamar a su madre, quien estaba en la clínica trabajando. La asistente fue quien atendió el llamado y le dijo que su madre había salido. No tenía pacientes y decidió ir a comprar unas cosas, pero volvería luego. La llamó a su móvil y tampoco se pudo comunicar con ella. Hermione no sabía qué hacer. Intentó calmarse. Guardó el libro y se sentó en un cómodo sillón que había en su habitación y permaneció muy quieta. Pasó casi una hora y volvió a sentir el dolor. Ya estaba empezando a ponerse nerviosa. Intentó nuevamente comunicarse con su madre, pero fue en vano. Decidió llamar a su padre, pero este no pudo atenderla. La muchacha le dijo a la asistente de su padre que era urgente, que por favor necesitaba hablarle. Pero el Señor Granger ordenó a la joven que no le molestará y que dijera a Hermione que insistiera con su madre.
Minutos después, la chica conjuró su patronus y se lo envió a Harry con un mensaje.
Harry ya estaba en su casa cuando recibió el patronus de su amiga diciéndole que necesitaba verlo urgentemente. Harry no lo pensó dos veces. Desapareció de su casa y apareció en la de Hermione. Tocó la puerta de la habitación y esperó a que la joven le abriera. Cuando se abrió la puerta, Harry notó la palidez de su amiga en el acto. Preguntó si sentía bien. Ella le dijo que sospechaba que estaba en proceso de parto. Había leído muchos libros y con la orientación de la doctora que le controlaba su embarazo, estaba totalmente segura de que eso era. Aunque le faltaba poco más de una semana para que su hijo naciera, lo mejor sería ir a ver al doctor. Harry también pensó que eso era lo ideal. De modo que salió con ella rumbo a la clínica para que la evaluaran.
Cuando por fin el doctor evaluó a Hermione, le dijo que había entrado en trabajo de parto. El médico salió y preguntó por el esposo de Hermione Granger. Harry se acercó al doctor y esperó que le dijera que todo estaba bien.
—Su esposa esta próxima a dar a luz, así que le recomiendo que vaya en busca de ropa y todo lo necesario para ella y para el niño. Aún le faltan algunas horas, pero es mejor que tenga todo listo.
—En seguida, doctor. ¿Ella estará bien?
—Por supuesto que estará bien. No se preocupe, nacen niños todos los días. Su esposa será muy bien atendida. Es muy joven, pero todos sus exámenes están perfectos. Lo único que se adelantó a la fecha, pero esto es muy normal que ocurra en el primer parto.
—Gracias, doctor.
El médico sonrió a Harry y se alejó. El joven salió en busca de lo que el doctor le había dicho, pero al no saber qué hacer, fue en busca de la señora Weasley para que le ayudara con todo. Sin embargo, al estar todo en casa de Hermione, Molly le sugirió que esperara a que la madre de Hermione llegara. Lo tranquilizo diciéndole que aún le faltaban unas horas por nacer al bebé, de modo que tendría tiempo de ir a avisar a la madre de su amiga. Molly le aseguró que se adelantaría mientras llegaban los padres de Hermione. Harry se mostró agradecido y salió de la presencia de Molly.
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Jugada del Destino
FanfictionHermione y Draco sentían repulsión el uno por el otro. Sin embargo, surgió otro sentimiento más fuerte, desencadenando hechos trascendentales entre la joven pareja y el círculo que los rodea. La historia es mía, sin embargo, los personajes NO me per...