TOMANDO RIESGOS

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Draco se levantó muy temprano y salió sin desayunar. Llevaba unos papeles que debía entregar en el Ministerio de Magia luego de salir del hospital San Mungo. Para suerte de él, ese día fue atendido rápidamente y le fue administrado el hechizo necesario para que la mano sanase de manera inmediata.

Cuando llegó al Ministerio de Magia, tuvo que esperar un rato para ser atendido, ya que había varias personas que llegaron antes. Al tocarle su turno, la bruja encargada de recibir y revisar los documentos le dijo que los llevara al séptimo piso y los entregara en la oficina del Jefe de los Aurores. Mientras subía se preguntaba porque a él le habían dado los documentos para que los entregara de una vez y a los otros les habían dicho que los llamarían luego. No tardaría en saber la respuesta a su pregunta.

Se detuvo frente a la puerta y llamó. Al oír la voz que daba permiso para entrar, abrió la puerta y no podía dar crédito a sus ojos. Allí sentado frente a él, estaba el Jefe de los Aurores. Nuevamente se preguntó en silencio, si había tocado en la oficina correcta, de modo que leyó de nuevo la inscripción que había en la puerta. No había dudas, esa era la oficina del Jefe de Aurores. Ahora bien, ¿era el que estaba sentado firmando una pila de documentos un asistente? No podía serlo, ya que ese era el puesto que él estaba solicitando. Pero, ¿cómo era posible que ese que estaba allí —aún sin levantar el rostro para ver quien había llamado a la puerta— ser el Jefe de Aurores? No obstante, debía entregar los documentos a dicho personaje, de modo que dijo:

—Buenos días.

—Buenos días... ¿Draco? ¿Qué estás haciendo aquí? —Era Harry quien estaba allí sentado; quien también se sorprendió de ver a su antiguo compañero de Hogwarts parado frente a él.

—Estoy...buscando empleo. Traje estos documentos y me pidieron que lo entregara al Jefe de Aurores.

—Está bien. Siéntate mientras los reviso —Harry estiro la mano para recibir los documentos que Draco le entregó de manera vacilante.

Draco se sentó, pero no se atrevió a preguntar a Harry que estaba haciendo él allí. Tampoco era necesario. Era más que obvio que Harry era el Jefe de Aurores. "Si emplearme aquí depende de él, estoy perdido", pensó

Después de revisar los documentos, Harry dijo:

—Tienes todas las credenciales que requiero de la persona que busco, pero... ¿estás seguro de que quieres este empleo, Draco? No sé, creo que no es adecuado para ti.

—¡Es obvio que quiero el empleo, Potter! ¡¿Por qué crees que estoy aquí?!

—Te diré algo, Draco. Este empleo es para trabajar directamente conmigo. Creo que leíste bien donde dice que, de ser admitido, serás Asistente del Jefe de Aurores, o sea, yo.

—¡Por supuesto que lo leí! ¡Solo no sabía que eras el Jefe de Aurores!

—¿De haberlo sabido habrías solicitado el puesto igualmente?

—¡Solo dime si me darás o no el empleo!

—Depende de ti.

—¡¿De mi por qué?!

—Verás, tu manera hostil de dirigirte a mí, no puedo permitirlo. Si te doy el empleo, seré tu superior. Deberás tratarme con respeto, es decir, debes dirigirte a mi persona como "señor Potter", o simplemente, señor ¿entiendes? De modo que, si eso es demasiado para ti, puedes salir por donde mismo viniste.

Draco guardó silencio por unos segundos. Sentía un terrible deseo de maldecir a Harry. No podía creer que ahora tuviera que conformarse con ser empleado de su antiguo enemigo en el colegio, solo por ser el mejor empleo que había conseguido hasta ahora. Suspiró antes de responder.

Jugada del DestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora