Jugada del Destino

POCO ES MEJOR QUE NADA

Faltaban tres días para la boda de Hermione y Draco. Pero como siempre, el tiempo se hace corto y hay un montón de cosas por hacer aún. Todos estaban ocupados en la celebración. Hasta Lucius tuvo que cuidar en más de una ocasión de su nieto, mientras Narcissa se ocupaba de ayudar en los preparativos. Pero Lucius, quien ya no había podido resistirse más, acabó cediendo y aceptando que amaba a su nieto, de modo, que realizaba aquella labor con gusto y entusiasmo. Se divertía de lo lindo con su nieto y lo cuidaba como su más grande tesoro. Jamás faltó a su trabajo, pero sí de cuidar al niño se trataba, se ausentaba sin ningún tipo de preocupación. Prefería ser él quien se ocupara del niño en caso de que Narcissa o los padres de Hermione no pudieran. Jamás lo dejaría al cuidado de los elfos, aun cuando sabía que lo cuidarían tan bien como él. Su relación con Narcissa también había mejorado. Ella había vuelto a compartir la alcoba matrimonial con él, pero se negaba a tener intimidad. Lucius se conformaba con eso por el momento. Narcissa era lo que más amaba en la vida, aparte de su pequeño nieto.

Cuando Hermione fue a buscar al niño, Narcissa aún no había llegado. Ella esperó en la puerta de la mansión hasta que Teffy trajo al pequeño, quien no quería irse aún. Trató de convencer a su madre de que lo dejara jugar un rato más con su abuelo, pero la joven madre se negó. Ella le prometió que lo dejaría pasar unos días con sus abuelos, mientras ella y su padre iban de paseo por varios días después de la boda. El chiquillo no estaba contento, pero en medio de lágrimas aceptó. Antes de marcharse, Hermione sacó de su bolso un pequeño pergamino y se lo dio a Teffy. Era una nota de parte de Draco para su padre. Luego se marchó con el niño y el elfo se dirigió al despacho de Lucius para hacer entrega de la nota a su amo.

Lucius se encontraba con un vaso de whisky en la mano. Teffy pidió permiso para entrar. Cuando el elfo le dijo que Draco era quien había enviado la nota, Lucius le dijo que se deshiciera de ella. Teffy asintió y se iba a marchar, cuando el rubio mayor lo detuvo y le pidió que se la entregara. Así lo hizo el elfo y luego salió del despacho de Lucius. El hombre se quedó pensativo y dudoso. Tenía curiosidad de saber lo que había allí escrito, pero a la misma vez, sentía deseos de destruir la nota sin leer lo que decía. La mantuvo por unos minutos en su mano, entre la indecisión de leerla o no. Finalmente se decidió a hacerlo. Allí decía: "No sé si la leerás o no. De seguro la destruirás sin saber lo que dice, pero si no lo haces, entonces debes saber que, después de mucho tiempo sin hablar contigo, me atreví a escribirte estas palabras. Sé que te lastimé y que para tí ya no soy tu hijo, sino un traidor. Y aunque sé que nunca me perdonarás, necesito decirte que lamento haberte desilusionado y haberte causado tanto dolor. No hubiera querido que las cosas sucedieran así. A pesar de todo lo que ha pasado entre los dos, me gustaría verte en nuestra boda. Es obvio que no vendrás, pero si te decides a hacerlo, serás bienvenido. Sé que ya no me consideras tu hijo, pero tú siempre serás mi padre". Draco.

Aquellas palabras revolvieron un mar de sentimientos en Lucius, quien agarró la nota y la hizo pedazos. Sacó su varita, pronunció el hechizo Incendio y la nota se incineró en el acto. Se tomó todo el contenido del whisky que quedaba en el vaso y se sirvió otro más, haciendo lo mismo. Iba a llenar su vaso nuevamente cuando apareció Narcissa. Lucius trató de disimular, pero en su rostro se evidenciaba el malestar que le había causado leer la nota de su hijo. Su esposa le preguntó qué pasaba, pero él dijo que estaba bien, que era solo cansancio. Narcissa que lo conocía muy bien, sabía que algo le pasaba, pero no insistió. Supo que no era un buen momento y dio las buenas noches al hombre, para dejarlo solo nuevamente. 

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