Tic tac.

Cuento.

Llegaste;

con tus desgastados jeans, tus cigarrillos, tu sonrisa de "si te enamoras de mí, prometo destrozarte la vida". Entonces te vi, como quien mira algo precioso y no puede evitar sentirse atraído, entonces me viste y pude sentir como todo quedó atrapado en el tiempo.  Tus ojos marrones fijos en los míos, tu respiración cerca de mi cuello, tus dedos entre la tela de mi americana y los nervios a flor de piel. "Mía" demandaste, "tuya" quise decir, pero antes de siquiera rogar para que te marcharas tu boca estaba sobre la mía devorando todo a su paso. Menta, cigarrillos, fresa, sí. Estaba loca por ti, por tus besos, estaba loca por tu sabor y ni siquiera tenía idea de lo que me estabas haciendo. "Enamórate de mí" rogué, te reíste, si, juro que lo hiciste, tu boca pronto dejo la mía y ahora un cigarrillo ocupaba su lugar. "Aléjate de mí, no soy bueno" y lo entendí, claro que sí, pero estaba atrapada, me tenías a tu merced, soy tuya, sí. Tómame, ámame, bésame, soy tuya. Y lo hiciste, me adoraste, me amaste, me llevaste al cielo, pero entonces un día ya no regresaste, tu amor se fue, se llevó mi corazón con él, una flor sin pétalos adornada con un papel fue todo lo que obtuve de nuestra última vez "al final, creo que no te quería". Oh no, vuelve, dulce pesadilla.