December Love Story 🎄[YoonSeok]

13. Dudas ❄

Viendo su imagen reflejada en el espejo del lavabo de la cafetería, Hoseok se llevó la mano al colgante de plata que le había regalado Yoongi. Jugueteó con el pequeño candado de la cadenita, sonriendo por la alegría que le producía el bonito detalle que había tenido con ellos al hacerles los regalos, pero de pronto se puso serio al recordar que él no le había regalado nada al pelinegro.

Faltaban pocos días para Navidad y aún tenía que comprar algunas cosas, de modo que decidió aprovechar las horas libres entre la cafetería y el hotel para ir de compras en vez de dejar todo para última hora, y de paso buscaría un regalo para el azabache.

¿Qué podía obsequiarle? No podía comprarle ropa porque no estaba seguro de si le iba a gustar, ni si daría con la talla correcta; un jersey navideño como en las películas era algo demasiado infantil teniendo en cuenta la personalidad de Yoongi... ¿Tal vez una botella de vino, o una taza personalizada? No, no.

Se planteó la posibilidad de regalarle alguna joya también. El problema era que el azabache no llevaba collares, ni anillos, ni pulseras, solo un pendiente en cada oreja y... ¡Gemelos! Por supuesto, ¿cómo no se le había ocurrido antes? El empresario usaba aquellos accesorios en los puños de sus camisas y tenía un juego diferente para cada una. Decidido, ese sería un regalo ideal.

— ¡Jung! ¿Qué haces tanto tiempo en el baño? — gritó su jefa desde la puerta.

— Ah, me estaba lavando las manos...

— ¡Pues date prisa! Los adolescentes hambrientos de la mesa nueve no se atenderán solos.

Hoseok se disculpó con su jefa por descuidar el trabajo y se dio prisa en salir del baño, donde de todos modos no estaba haciendo nada salvo soñar despierto con Yoongi. Cuando salió, vio a Namjoon caminando sospechosamente rápido hacia una de las mesas del fondo, y bastó con mirar en su dirección para entender el porqué: Seokjin estaba allí. Ah, ojalá Yoongi hubiera ido también.

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— Señor Min, los periodistas de...

— ¡Espere, señor Min!

— ¡Los informes que me pidió están listos!

— Llega usted tarde a su reunión de las siete, ¿quiere que avise de...?

— Señor Min, necesitamos...

Yoongi ignoró todas las voces de los empleados que le siguieron hasta su despacho y cerró la puerta de golpe sin contestar a nadie. ¡Menudo día llevaba! Solo quería estar tranquilo un rato, ¿era mucho pedir?

El trainee Ray ahora quería ser el líder oficial del grupo y pedía que despidieran a uno de sus compañeros por una pelea que tuvieron; dos inversionistas estaban a punto de echarse atrás y firmar un contrato con otra compañía de entretenimiento por un escándalo con una idol; se habían colado unos cuantos periodistas en el edificio sin permiso para hacer un reportaje sobre la vida de los trainees, y con ellos habían entrado varias sasaengs que se dedicaron a acosar a los idols sin miedo a las consecuencias. Además, había asistido a varias reuniones que, a decir verdad, no fueron más que una pérdida de tiempo.