La mañana transcurrió con normalidad, la chica de ojos verdes se fue sobre las diez como siempre hacía y el resto de clientes habituales pasaron por allí antes de ir a sus respectivos trabajos. Nada fuera de la rutina.
El descanso para la comida fue quizá lo más destacable que le pasó a Camila aquel día, ya que su compañera de trabajo, Dinah, había traído unas tortitas con chocolate almendrado recién hechas por su propia madre y a decir verdad, agradecía el detalle de que las compartiese con ella, estaban de muerte. Cuando Camila empezó a trabajar, Dinah ya llevaba allí un tiempo y en realidad fue ella quién la ayudó a adaptarse al lugar. Desde entonces, la amistad entre ambas chicas se hiló como la seda y era raro el fin de semana que no se veían un rato para tomar algo o simplemente para hablar de sus cosas a pesar de estar juntas ocho horas cada día laborable.Al igual que la mañana, la tarde también pasó sin demasiada novedad aunque hubo un poco más de ajetreo de clientes. Cuando llegó la hora de salir, se deshizo del boligrafo que sujetaba su pelo, dejándolo caer salvaje sobre sus hombros y recontó el dinero de la caja una vez más, sonriéndo satisfecha al comprobar que había sido un buen día. Salió de la barra rumbo a la puerta, sabía que Stark no tardaría en llegar.
Antes de cerrar la puerta tras de si se dió la vuelta, dedicándole una sonrisa a su amiga.-Hasta mañana, Dinah -dijo justo antes de salir.
Tal y cómo esperaba, el chico estaba allí. La latina llevaba saliendo con Stark un par de meses, y aunque sabía que no estaba enamorada, no podía quejarse de nada de él. Era atento, divertido, cariñoso ¿y porqué no decirlo? Terriblemente atractivo. Estaba allí apoyado en la pared, con un vaquero corto y una enorme camiseta de los lakers que dejaba entrever sus costados. El pelo rubio le caía en suaves hondas por la frente y los laterales del rostro y sus ojos azules se clavaron en Camila, acercándose a ella para dejar un beso en su frente-
-¿Estás demasiado cansada? -preguntó, esperando que por favor le dijese que no. Tenía un plan para ella.
Ella negó con la cabeza, aunque estaba rematadamente cansada ya que no había dormido bien. Fue una mentira piadosa, ver cómo Stark formulaba la pregunta le resultó suficientemente tierno como para fingir estar lo bastante despierta.
El chico sonrió ampliamente ante la afirmativa de su novia y sacó de su bolsillo dos entradas para el partido de baloncesto de esa noche. Stark no tenía dinero suficiente para permitirse unas buenas entradas pero sí tenia talento para regatear entradas a buen precio en la puerta trasera del Madison Square Garden. A él le apasionaba el baloncesto, y a Camila no demasiado, pero aquel estadio se llenaba de famosos las noches de los partidos: muchos de ellos eran algunos de los ídolos musicales de la chica y Stark ya lo sabía.Sin pensárselo salta sobre los brazos del chico, realmente le hacía ilusión ir al partido. Le encantaba la multitud, los focos, las cámaras de televisión. Stark ya la había llevado una vez y era una experiencia que quería repetir sin duda. Antes de soltarse de su abrazo, besa suavemente su mejilla y sonrie, de verdad. Le agradecía todo lo que hacía por ella a pesar de saber a ciencia cierta que no le quería del mismo modo, pero estaba agusto a su lado y sinceramente, no quería perderle.
-Eres el mejor.
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En el corazón de Manhattan (Camren)
FanficCamila Cabello quiere vivir el sueño americano a toda costa. Trabaja en una cafetería situada en pleno centro de la Gran Manzana, tiene un novio de revista y un enorme talento. Lauren Jauregui, la chica de los ojos verdes, por el contrario, se refug...