En el corazón de Manhattan (Camren)

Capítulo 15

Las ocho menos cuarto. Lauren estaría apunto de llegar y Camila no quería hacerla esperar así que vuela hasta su taquilla donde recoge un pequeño monedero negro y las llaves de su apartamento, guardando ambas cosas en un bolso rosado que colgaba de su hombro. Tras despedirse de Dinah, sale a la puerta de la cafetería. Mira hacia la izquierda, y luego hacia la derecha, pero no consigue ver a Lauren a ninguno de los lados y esto la hace bufar para sí misma.
Lo que no sabía Camila es que Lauren estaba en la acera de enfrente, sentada sobre su moto y riéndose descaradamente por verla tan perdida. Cuando siente que se ha divertido suficiente, alza la visera de su casco, dejando su rostro al descubierto.

-¡Camila! -exclama con la suficiente fuerza para llegar a sus oídos.

La latina, al darse cuenta de que llevaba allí un rato siente ganas de darle una buena bofetada, pero se contiene y camina hacia la moto. Se detiene frente a ella, esperando a que Lauren bajase, pero no lo hace. En lugar de eso le tiende otro casco y antes de que este toque sus manos se niega en rotundo.

-¿No esperarás que..? No, ni hablar.
Camila se cruza de brazos, no iba a subirse en esa moto.

-Vamos -dice Lauren, en un tono considerablemente menos distante del habitual- sube.

Vuelve a tenderle el casco, y aunque vacila sobre si aceptar, los penetrantes ojos de Lauren clavados en los suyos la fuerzan a cogerlo.

-Está bien, está bien. -masculla sin demasiada convicción.

Se coloca el casco y siente como este aplasta sin piedad el enorme lazo rosa que coronaba el lateral de su cabeza y eso le provoca una mueca de desagrado de la que Lauren no se percata.
Sube a la moto con algo de dificultad, ya que era demasiado pequeña para la altura de esta. La chica de ojos verdes sonrie al ver el saltito que tiene que dar para mostrarse y gira la llave para arrancar.

-¿Piensas ir con las manos al aire? -pregunta al ver que la camarera no se había agarrado a ella.

Camila duda, sabía que tendría que agarrarse a ella para no perder el equilibrio y resignarse no le serviría de nada, así que rodea la cintura de Lauren con sus brazos, con delicadeza para no apretar tan fuerte que le cortase la respiración.

El rugido del motor consigue asustar a Camila, tanto que pega la cabeza inconscientemente a la espalda de Lauren. La moto va cogiendo velocidad en cuanto tiene oportunidad y ambas van sintiendo como el aire les golpeaba la cara sin pensárselo. Lauren adoraba aquella sensación; el viento soplando con fuerza, la velocidad, la adrenalina. Disfruta al máximo del recorrido, mientras que por el contrario Camila cierra los ojos para no sentir que en cualquier curva la moto podría volcar y ellas saldrían por los aires. Conforme van pasando los minutos, la camarera comienza a sentirse más relajada. Lauren parecía controlar bien el manillar y los frenos, así que se decide a abrir los ojos sin miedo.
Durante los últimos metros, Camila viaja con los ojos completamente abiertos, disfrutando del momento al igual que su acompañante, pero no tardan en llegar al destino que Lauren había elegido.
Al bajarse de la moto y quitarse el casco, Camila reconoce perfectamente el lugar y sonrie boquiabierta en dirección a Lauren. No parecía un sitio muy propio de ella.

-Es precioso. Sencillamente precioso. -deja escapar Camila al ver la orilla del río Hudson, rodeada por kilómetros de césped y absolutamente bañada por la cálida luz del atardecer neoyorquino.