Capítulo 27.

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Camila quiso correr tras ella, abrazarla, seguir todos sus instintos y decirle que no importaba Stark, que no importaba nada más que ella, pero la mirada que le lanzó Dinah la hizo detenerse en seco. Se quedó allí muy quieta viendo como Lauren se alejaba calle abajo a toda prisa, y por mucho que su parte irracional le gritaba que la siguiese, sus miedos la frenaron una vez más.
Por su parte, Lauren salió del bar enfurecida, si, pero sobre todo estaba decepcionada. Pensó que tras lo que había pasado la noche anterior, Camila estaría algo más receptiva, menos asustada, pero se había equivocado de lleno. Por si le quedaba alguna duda de que la latina fuese a dejar a Stark y a ir corriendo hacia sus brazos, ahora ya lo veía claro.
De entre sus múltiples trabajos, aquel día le tocaba pasear a los perros de la señora Cooper, y no es que le apeteciese en exceso, pero lo prefería a la biblioteca ya que al menos podría estar al aire libre, y lo último que quería era quedarse encerrada en algún lugar asfixiante. Dejó su moto a un par de manzanas de casa de la señora Cooper, intentando no pensar en todo lo que había pasado, pero cuando llegó vio algo fuera de lo común. La señora Cooper no estaba como siempre en el porche recostada con un largo cigarrillo negro, lo que a Lauren le resultó bastante inusual. Llamó al timbre, pero no recibió respuesta, hasta que por fin cuando iba a darse por vencida, una chica de piel oscura se acercó a la puerta.

-Lo siento, lo siento. Mi madre no está y había olvidado por completo que venías. -comenzó a explicar amablemente la morena al tiempo que abría la puerta.-

Lauren la miró confundida, nunca había visto a aquella chica, ni si quiera sabía que Cooper tenía una hija. Cuando entró al porche, los perros se lanzaron a sus piernas, moviendo la cola. Se alegraban de verla y ella en el fondo, también se alegraba de ver a aquellos cachorros.

-Soy Normani. -continuó la morena agachándose a acariciar a uno de los perros.- y tú debes de ser la chica que se ocupa de estos pequeñajos.

-La misma. Aunque me puedes llamar Lauren. -le tendió la mano a Normani, que al estrecharla aprovechó para volver a su altura.

Tras las presentaciones, Lauren enganchó las correas a los collares de los perros y acarició despreocupadamente sus lomos antes de disponerse a salir de la casa.

-¿Vas a ir muy lejos? -preguntó la morena.- No me apetece quedarme aquí sin hacer nada.

Aquella proposición le arrancó una sonrisa a Lauren, no es que le apeteciese hacer amigas, pero era cierto que necesitaba distraerse y que las únicas personas que conocía en Nueva York eran su hermano, Camila, la bibliotecaria y la señora Cooper, así que supuso que no era tan mala idea que Normani la acompañase aquella tarde, por lo que aceptó rápidamente y ambas pusieron rumbo a Central Park.

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⏰ Última actualización: Nov 08, 2015 ⏰

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En el corazón de Manhattan (Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora