CAPÍTULO 2

242 55 777
                                    

⋆NAOMI⋆

Soñadora.

Bruja.

Pecadora.

Son palabras con las cuales suelen referirse hacia mi persona. 

Y...

me encantan. 

Crecí en una burbuja, en un ambiente sano y seguro. No obstante, a medida que fui creciendo me di cuenta rápidamente que el mundo estaba más torcido de lo que creía. A mis veinte años he conocido muchos idiotas, pero definitivamente estos se quedaban con el sitial de los más infames. El principal y más odioso de todos: Wesley Harrington. Un imbécil y desequilibrado que creía que una falda era una invitación y que gozaba con el sufrimiento ajeno. Y su grupito de seguidores: Jason, Caleb, Nolan y Austin. 

¿Su error? 

Conocerme y cruzarse en mi camino. 

Nadie se mete conmigo y vive para contarlo (bromeo, no debes tomarme literal). Pero sí se arrepentirán de cada una de sus acciones. En el momento en que hicieron esa lista, fui a hablar con el presidente del centro de estudiantes. ¿Su respuesta? Que sin pruebas no había nada qué hacer. La lista que habían hecho no estaba firmada y la subieron desde una cuenta anónima. Sin embargo, yo sabía que se trataba de ellos, porque no era la primera vez que hacían cosas de ese estilo, además no tenían ningún problema en jactarse de aquello. Alegué que en estos últimos días había escuchado a varias muchachas que habían sido acosadas por Wes. ¿Su respuesta? «Wes es conocido por tener muchos amoríos» «Seguramente se trata de mujeres despechadas».

Apreté mi puño y salí de esa sala. Wes estaba fuera de ella, había escuchado cada palabra. Tenía una sonrisa triunfante en su rostro. «Mejor suerte a la próxima».

Pero si no querían escuchar a esas chicas, si no querían oírnos. Entonces yo me encargaría de obligarlos a que así sea. Ya sea por las buenas o por las malas. 

—Señorita Naomi —me dirige la palabra el conserje de mi edificio sacándome de mis pensamientos. 

Lo saludo amablemente y me dirijo al ascensor. Ya había presionado el número diecisiete cuando escucho que el conserje repite mi nombre como si quisiera decirme algo. No obstante, ya es demasiado tarde, las puertas del elevador se han cerrado y estoy agotada. Cuando esté en el departamento llamaré para saber qué era lo que quería. 

Reviso una última vez mi teléfono. Son las 20:30 p.m. y Ezra sigue sin responder mis mensajes. Lo conozco muy bien, Ezra es de esas personas que responde inmediatamente... ¿habría pasado algo con el novio de Holly?

Dejo a un lado esa preocupación en el momento que por fin entro al departamento. No he dado ni dos pasos dentro, pero ya me he quitado los zapatos tirando uno, luego el otro. Camino directo a mi habitación, mientras me persigue Cookie mi perrita Yorkshire terrier. Mi única compañía. Me agacho a hacerle cariño y después me quito toda mi ropa. Cookie comienza a girar alrededor mío y veo que toma uno de mis calcetines y sale corriendo. Siempre esconde mis cosas por todo el departamento. En verdad, me causa mucha gracia, es casi parte de un juego que ambas tenemos. Busco en mi armario y me decido por colocarme un buzo deportivo suelto y holgado. Y finalmente tomo mi cabello en una coleta.  

Quizás sería un buen momento para intentar cocinar... es tarde, pero estaría bien cenar algo que no sea comida preparada. Melissa, la novia de mi hermano, estuvo años intentando enseñarme lo básico para lograr sobrevivir una vez que me fuera a vivir sola. Habría servido de algo si no fuera porque soy un gran desastre en este tipo de cosas. 

EL SILENCIO ENTRE LOS DOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora