CAPÍTULO 41

77 15 455
                                    

⚠️Contenido violento.

NAOMI

Pánico.

Pánico es lo que los invade cuando se dan cuenta de que hay compañía, de que posiblemente la policía viene con ellos, o está demasiado cerca. Por primera vez miedo y desesperación, bombardeando a Wes de preguntas, de qué harán. Y él únicamente tartamudea en búsqueda de respuestas que no tiene ni nunca tendrá. «No, sé. No, sé» «Yo no quería nada de esto...» «Se me escapó de las manos...» Gotas de sudor caen por su frente. Las consecuencias de sus actos, algo que pensaron que iban a evadir por siempre, los persigue en la nuca. Todo tan rápido, mientras yo intento armarme de valor para responderle a ese grito cargado de esperanza. JJ.

La voz no me sale, se queda ahogada la respuesta en cuánto se abre la puerta.

—¡Hijos de put...! —JJ entra en el cuarto, los segundos son tan efímeros que se sienten irreales. Solo intercambiamos una mirada. El sonido del disparo me deja aturdida. Un pitido insoportable y constante molesta mis oídos, permanece insaciable robándome cada latido y respiración.

Mis ojos quedan muy abiertos, ante el eventual escenario. Una parte de mí no quiere desviar la mirada, ni perderse ni un segundo del derramamiento de sangre.

—¡No! ¡No! —se altera Eleanor— ¡Maldito cobarde! ¡No! ¡Yo te amaba! —sigue gritando, Nolan lentamente se incorpora intentando contenerla, mientras yo sigo inmóvil.

Me estremezco ante una contradicción de emociones, como si una sutil sonrisa quisiera formarse en mi boca, y a la vez, una gran impotencia, porque vi el momento exacto en que se llevó la pistola a la boca, y apretó el gatillo. Y una parte de mí, una que nunca había salido a la luz sintió tanta satisfacción en verlo morir. Sin embargo, esos pocos segundos mutaron rápidamente en ira, porque solamente fue al verse en el aprieto de ser descubierto. Fue un cobarde, que incluso tuvo poder decisión de su propia muerte, mientras que nosotras no tuvimos voz en lo que nos ocurrió. Simplemente tomaron nuestros cuerpos, a merced de alguien más, como si fuéramos un objeto. Y a pesar de ver la sangre desparramándose, tengo rabia, tanta rabia.

—¡Wes! ¡Wes! —grita Austin vuelto loco. Jason y Caleb están igual de trastornados. Lloran, sufren entorno a su cuerpo.

—Hasta que los encontramos hijos de perra —habla Fox, el desconcierto se apodera de su rostro ante el panorama actual. La puerta abierta me permite ver a Ezra pocos pasos detrás.

No sé con certeza cuántos días han pasado, pero se siente una eternidad.

No termino de asimilar que es real, hasta que JJ se encuentra frente a mí.

—Naomi... Te amo... te amo... ¿Me escuchas? Te amaba, te amo, y te amaré siempre. —Intenta acercarse, y retrocedo un poco, y es ahí cuando termino de asimilar que aunque haya sobrevivido, habrá algo que me acompañará por siempre; una huella marcada en mi cuerpo. Mis ojos se vuelven llorosos, y me late el corazón a mil por hora. Vuelve a intentarlo, y con dolor le permito que suavemente roce mis dedos.

—¿Será posible... que siga atrapada en un sueño...? Parece... parece... —Por un segundo mi vista se nubla por las lágrimas, su silueta desaparece un instante. Pero una vez que me calmo, sigue estando presente, es real, tan real; esos ojos verdes me miran con compasión y tristeza, son tan parecidos a los de su hermano. Y hay tanta amabilidad en ellos, tanta humanidad, en cada movimiento, en cada contacto. Después de pasar tanto tiempo viviendo un infierno, esta calidez no parece ser merecida, ni mucho menos tangible. Quiere llorar junto conmigo, pero se contiene, y lo comprendo, porque prefiere descargar esa impotencia a través de la rabia. Yo también quiero... si tan solo aún tuviera fuerza o al menos una voz...

EL SILENCIO ENTRE LOS DOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora