CAPÍTULO 4

170 51 535
                                    

⋆NAOMI⋆

Kintova es uno de los restaurantes más caros y elegantes de la ciudad. Para lograr una reservación esta debía hacerse con bastante tiempo de antelación, yo lo sabía perfectamente dado que le pertenecía a la familia de Ezra. ¿Por qué Bruno me había invitado a este lugar? ¿Por qué tomarse la molestia con una simple "amiga"? (En verdad, menos que amiga. Lo que existe entre Bruno y yo no es ni amor ni amistad, es simplemente sexo rápido y casual). ¿No estará pensando en pedirme que sea su novia? De ser ese el caso, se trataría de la mayor estupidez que podría cometer. La respuesta es evidente e indiscutible. NI EN UN MILLÓN DE AÑOS. 

Si Holly pudiera leer mis pensamientos, estaría muy enojada conmigo. No es ningún secreto entre mis amigos, que me gustaría estar en una relación, aunque sea una vez en la vida. Holly me diría y cómo planeas que eso te ocurra si rechazas a cada muchacho que se cruza por tu camino, insistiría en que Bruno es una buena opción, porque tiene estatus y un "buen futuro". Lo que no entiende Holly, es que yo quiero vivir una experiencia poética y apasionante y dudo que con Bruno pudiera tener algo cercano a eso.

Dakota en cambio, estaría absolutamente de acuerdo en que "Bruno y similares" (quizás plantearlo de esta manera me convierte en una desgraciada, pero mi intención no es deshumanizarlos, solo que lamentablemente se trata de un prototipo de hombre bastante frecuente y que me parece muy sonso) son unos idiotas y que no merecen ni un segundo de mi atención. Me daría ideas para humillarlo y avergonzarlo frente a sus amigos. (Por supuesto, solamente en caso de que Bruno me hiciera algún daño. Nosotras no somos unas abusivas). Sin embargo, algo que nunca ha compartido conmigo es mi afán por querer enamorarme. De hecho, Dakota suele mencionar que su plan de vida ideal es dedicarse a viajar por el mundo, tiene un apetito por conocer distintos países, culturas e idiomas. No quiere sentirse amarrada a ningún lugar, ni mucho menos a una persona.

Y, por último, pero más importante, Ezra. Él es la persona que me entiende a la perfección, ya que tiene el mismo deseo que yo. Ambos deseamos enamorarnos, saber qué se siente amar y ser amado. Esa intensidad y pasión que es capaz de consumirte por completo, pero que también te hace querer ser una mejor persona. No obstante, pese a que lo anhelamos profundamente, nuestras experiencias distan bastante de aquello. En el caso de Ezra, él tuvo una relación hace un tiempo atrás, que era muy fría y distante. Nunca lo vi feliz mientras estuvo con Anastasia. Solo parecían buenos amigos, no había nada de pasión entre ellos. Y por mi parte, aunque suelo atraer a las personas, mi gran problema es que ESTOY RODEADA DE UNA TROPA DE IMBÉCILES. Cada uno más insulso e insoportable que el anterior. Seguramente Wes y sus amigos me dirían "Tampoco te creas la gran cosa" ME CREO LA GRAN COSA Y QUÉ. Sé lo que valgo, si yo no tengo confianza en mí misma ¿entonces quien la tendrá por mí? 

En fin, Naomi estás divagando.

Reviso la hora en mi teléfono. Llevo cuarenta minutos en este restaurante, soportando a este sujeto. Lo único interesante ha sido la comida, especialmente este espectacular crème brûlée de lo contrario, me hubiera ido a los diez minutos. No. ¿A quién engaño? sin comida ni siquiera estaría aquí (con esto no me refiero a que pagará la cuenta, nunca me ha gustado que hagan eso por mí). Por un segundo, desvío mi mirada a la mesa dónde se encuentran Ezra y Holly. Ezra se ve incómodo, y Holly se ve furiosa. Los conocía lo suficiente a ambos, para saber que estas reuniones familiares no eran nada agradables. Siempre evité las interacciones con sus padres, y especialmente con su abuela que tenía el disgusto de conocer. Solían jactarse de ser buenas personas, siendo que eran extremadamente pedantes e hipócritas. Por ello, prefería la distancia, antes que causarles problemas a mis amigos por mi increíble dificultad de mantener mi boca cerrada. 

EL SILENCIO ENTRE LOS DOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora