CAPÍTULO 55

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NAOMI

Observo mi reflejo en el espejo, orgullosa del hermoso acabado del maquillaje. Me lo he hecho yo sola, y a pesar de que no ha quedado perfecto me encanta. Lo hice yo, así que eso ya lo hace valioso.

Me asomo ligeramente a ver al público. El auditorio está repleto de personas. A pesar de que está oscuro los destellos de los teléfonos permiten apreciar cierta luminiscencia. Reservé varios puestos; para mi novio, amigos y familia. Desde esta posición logro visualizarlos.

Mi mirada se cruza con Oliver, quien por supuesto es invitado de honor. Sonríe de oreja a oreja y cuando me ve grita mi nombre con tanta ilusión que por un segundo me veo a mí de niña reflejada en esos hermosos ojos. Sé cuánto ama el teatro, planeo algún día darle todos mis conocimientos en la medida que pueda.

Regreso al camerino. Mientras cruzo por el pasillo escucho algunos murmullos respecto al papel que he obtenido: El protagónico. Al parecer muchos consideran que no tuve mérito en ello, que me lo dieron por "lástima". Solo yo sé cuánto me esfuerzo por ser buena en esto, así que cuando otra vez escucho esas blasfemias me volteo y les saco el dedo del medio. Naomi Cranham era una fiera, lograron silenciarla dejándola al borde de ser consumida, pero regresó cual ave fénix resurgiendo de las cenizas. No dejaré que me menosprecien. Yo sé lo que valgo.

Reviso una última vez mi vestuario y maquillaje. La obra es una versión moderna del cuento de la sirenita. En esta, también la sirenita se enamora de un humano, haciendo un trato con la bruja que vive sola apartada del reino de su padre. Sin embargo, lo que le pide a cambio no es su voz, sino que cada día la visite luego de haber estado con el príncipe, dedicándole una hora de su tiempo. A cambio, si logra que el príncipe le pida matrimonio obtendrá piernas por toda la eternidad, dejando su vida en el mar en el olvido.

La sirenita al inicio no parece muy convencida, pero a medida que comparte con ella se da cuenta de que quizá todo lo que alguna vez le advirtieron de la bruja no era cierto. La bruja tiene un corazón, sonríe cuando ella le habla con entusiasmo de las salidas con el príncipe. Se ve decaída cuando ella está triste, y poco a poco se va enamorando de ella.

Un día el príncipe sigue a la sirenita hasta la orilla del mar, y al verla con la bruja los celos se apropian de su ser. Fuerza a la sirenita a ser su prometida, anunciando el compromiso a todo el reino. A pesar de la negativa de ella y de sus intentos por escapar, logra colocarle la sortija en el dedo, completándose el hechizo. Tendría piernas por toda la eternidad, sin poder regresar al mar.

En su desesperación corre a la orilla, pero se percata de que al pisar sobre la arena, esta se siente como caminar sobre clavos. No. No es solo una sensación, realmente la sangre corre por sus pies, y retrocede asustada. Sin ver más escapatoria que lanzarse del barco en el día de la boda, temiendo que sería una muerte dolorosa, mas solo se convirtió en espuma.

Es recién en ese entonces, que la bruja entiende lo que ha pasado. No es que la sirenita se haya olvidado de ella, en todo ese tiempo había creído en una mentira, pensando que había sido ignorada al igual que sus sentimientos. ¿Tarde? Jamás sería demasiado tarde para alguien que tiene la longevidad a su favor. Su poder hace que su alma prevalezca, y aunque quizá ya no la volverá a ver con aquella apariencia tan dulce y jovial, la volverá a conocer y se enamorará nuevamente de ella. La buscará por la eternidad y empezará de cero cuando la tenga frente a sus ojos. Piensa en eso, cuando su vista se detiene en ese mar infinito nuevamente en soledad.

—¿Repasando la obra? —pregunta Dakota. Le sonrío ya que me conoce, sabe que lo estudio todas las veces que sean necesarias, aunque solo falte unos pocos minutos para salir al escenario.

EL SILENCIO ENTRE LOS DOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora