CAPÍTULO 15

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EZRA

Siento como si la carga sobre mi espalda se hubiera aligerado. La brisa se siente más suave, mi corazón está más tranquilo. Limpio mis lágrimas. Naomi no parecía decepcionada de mí; su pesar no era por mí, era por mis padres. Aquello que siempre he querido mantener en secreto no es algo de qué avergonzarse, nunca ha sido algo malo. Es difícil convencerse cuando toda la vida te han enseñado que es incorrecto, cuando creciste con unos padres que lo ven como una enfermedad. Pero llega un punto en que hay que liberarse de las cadenas, y me siento orgulloso de por fin empezar a desprenderme de esas inseguridades.

Soy gay y está bien. Todo está bien.

—¿Dónde fue Naomi con tanta prisa? —me pregunta Dakota que acaba de salir a la terraza. Su cabello grisáceo con toques violeta lo tiene amarrado en una trenza. Su vestido dorado cuenta con un gran cinturón Gucci que combina perfecto con las botas de la misma marca; tiene el clásico estampado GG con detalles en cuero.

—Observa. —Señalo la calle. Naomi y JJ vienen tomados de la mano.

Dakota, la persona más antirromántica del mundo, grita. Me contagio con su alegría. Me toma del brazo, y corre a la cocina a abrir la botella de vodka. Anticipa que tendremos una noche de fiesta.

Holly toma su teléfono, y se mantiene sentada en la alfombra. No me dirige la mirada, me pregunto si estará arrepentida de las horribles cosas que me dijo. Aparentemente no parece estarlo. Me percato de que regresó a sus antiguas prendas; una falda hasta los tobillos en color negro, y una blusa con manga farol blanca. Me recuerda mucho a cómo se viste nuestra madre.

El timbre suena, y corro a abrirle la puerta a la feliz pareja. Entre Dakota y yo irradiamos tanto entusiasmo que casi parece como si estuviéramos tirando pétalos de rosas a los "recién casados". Un leve asomo de confusión se dibuja en el rostro de Dakota, debe estar igual de sorprendida de emocionarse tanto por el romance. Ella cree que siempre han estado juntos, pero imagino que pensó que se habían peleado y esta es la reconciliación.

Cuando Naomi está feliz, todos nosotros lo estamos. A veces siento que no soy el único que la ve como una especie de madre. Tanto Dakota, mi hermana y yo de una u otra medida nos hemos apoyado en ella. En su espíritu libre.

Naomi le dio más color a mi vida, me hizo creer que había algo más. La dependencia aún existe, pero es como si lentamente estuviera soltándome de ella, estuviera echando a volar mis propias alas. Ella también merece hacer su propia vida, junto a la persona que ama. Dudo que alguna vez haya sido un estorbo para Naomi, solo me siento más aliviado. De tomar las manos de alguien más, de alguien que podría enseñarme qué es amar y ser amado.

¿Amar?

Mis mejillas se sonrojan, llevo mis manos a mi rostro intentado ocultarlo. Y al hacerlo, me percato que Naomi me está mirando, es como si aún tuviera presente en su cabeza mi confesión. Su dulce sonrisa me repite lo que ya me dijo, está orgullosa.

Me distrae la vibración de mi teléfono.

Fox

¿Ya pasó tiempo suficiente? ¿Todo está tranquilo?

Cuando hoy día desperté en su cama, no tenía ánimo de regresar a casa... tampoco ayudó que en el instante en que me levanté, él tomó mi brazo con fuerza obligándome a que me quedé junto a él. Zorro demandante.

No puedo quejarme.

Estar con él, me hace muy feliz.

Ambos llegamos juntos al edificio de Naomi, pero decidimos que yo subiría primero dejando un margen de tiempo para no levantar sospechas. Mientras tanto Fox se quedaría viendo un capítulo de una serie en el vehículo.

EL SILENCIO ENTRE LOS DOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora