Era pasado mediodía cuando el pintoresco bote atracó en el muelle de la isla de Bonghwang. Unas gaviotas alzando el vuelo le entregaron la bienvenida, junto la brisa marina cargada de nuevos aromas que acarició su piel mientras bajaba con su maleta Globetrotter al rustico muelle de madera.
Vistiendo un atuendo veraniego de bermudas blancas con una camisa a juego que llevaba arremangada y unos zapatos estilo náutico, Song MinGi se paró con actitud en ese viejo muelle, mientras a su lado un hombre bajaba unas gallinas que hacían que, su moderno y refinado estilo, quedara deslavado ante la colorida vida local.
Con un gesto de la mano, meticulosamente practicado, levantó sus lentes Hugo Boss, sus ojos inspeccionando el curioso panorama y la intrigante sensación de que nadie estaba esperando su llegada ni mucho menos recibirlo. Estaba ahí, en medio de un muelle con jaulas de gallinas a un costado, personas pasando por el otro, sin dedicarle una sola mirada mientras hablaban acaloradamente y él sintiéndose peor que pez fuera del agua. Casi como si no existiera.
Eso definitivamente no le hubiera sucedido en la ciudad.
- Disculpe, ¿puede moverse?
Asintiendo medio anonadado, MinGi se movió dejando pasar a una mujer con una gran bolsa en mano, él preguntándose si realmente alguien lo vendría a recoger. Le habían dicho por teléfono que un chico local se encargaría de hospedarlo y mostrarle toda la experiencia de vivir en esa pequeña isla.
Alguien que, hasta el momento, no divisaba.
Chasqueó la lengua.
El isleño estaba atrasado, algo imperdonable en Seúl, pero supuso que podía pasar en una pequeña isla en mitad del mar Amarillo.
Aprovechando el retraso del otro y ese tiempo extra que se le otorgaba, MinGi pasó admirar su futura inversión. Su gran proyecto. Con solo mirar hacia el frente, supo que no se había equivocado ni un poco cuando puso sus ojos en esa pequeña isla que aparecía tímidamente en el mapa. Un punto en medio del océano que pasaba desapercibida por su gran hermana Jeju y las otras múltiples islas que estaban antes de esta, siendo el Parque Nacional Dadohaehaesang otro conjunto de islas que hicieron que, la isla de Bonghwang, pasara inadvertida para el ojo común. Pero no para él.
Desde hace tiempo, se había instalado en su cabeza la idea de invertir en la creación de un Resort. Un hotel de lujo, privado y único que se situara en un pequeño paraíso tropical inexplorado. Quería el efecto de exclusividad que toda persona con el suficiente dinero como él, deseaba tener. Alguna estrella famosa o un político que quisiera un espacio aislado donde las cámaras no lo pudieran encontrar. Un escape romántico y menos concurrido que Jeju. En fin, un sinfín de opciones que solo alguien con mucho dinero costearía sin problemas. Con esa idea en mente, es que MinGi había buscado un lugar privado, una isla siendo su mejor opción.
Fue ahí cuando sus ojos cayeron en ese pequeño tesoro escondido.
Teniendo en cuenta las islas que la rodeaban, asumió que Bonghwang debía tener una belleza similar. No había encontrado fotos de la zona ni mayor información, pero el hecho que estuviera bastante aislada fue suficiente para seguir su impulso y emprender ese loco viaje él mismo. Si iba a invertir una importante suma de dinero, quería ver con sus propios ojos donde sería. Y aunque su asesor y mano derecha no lo apoyó del todo, él decidió de todas formas despejar su agenda y tomar el primer vuelo que despegara a Mokpo, para luego tomar una serie de transbordadores y botes que lo llevaron hasta el lugar deseado.
El viaje había sido agotador, no iba a mentir. Tampoco estaba acostumbrado a todo ese pintoresco trajín, tan autóctono, pero había valido totalmente el esfuerzo.
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Mi Isla, Mis Reglas [YunGi]
FanfictionJeong YunHo ama la isla de Bonghwang. La protege como nadie, espantando a cualquiera que quiera dañarla, especialmente aquellos que quieren transformarla en alguna patraña turística. ¿Qué sucederá cuando los aires de progreso lleguen a la isla enfun...