En serio, debía dejar de provocar a YunHo cuando estaban caminando por la isla. Era un pésimo habito que había adoptado en ese corto tiempo y debía erradicarlo. Aunque tampoco deseaba regresar a esos días en que se suprimía al papel del buen turista solo por el fin de sus planes. Si bien por un tiempo fue beneficioso y aprendió bastante de la isla, y ciertamente el caminar ahora bajo una lluvia torrencial no era ni remotamente agradable, por alguna razón inexplicable, prefería lo segundo.
Sí, prefería caminar con la ropa pegada a la piel, el frío de la lluvia calándole los huesos y el barro salpicándolo, que regresar a esos periodos de aparente paz, pero de una fachada tan falsa que lo hostigaba.
Esto era mejor. Era enojo, adrenalina y otro sinfín de emociones que generaban un torbellino en su interior que lo hacía sentir más vivo que nunca. Experiencia pura el caminar en medio de una tormenta para dar alcance a ese testarudo isleño que lo ponía a mil.
Igual que un depredador. Ese instinto tan básico aflorando de nuevo en medio de esas terribles condiciones, la molestia viéndose desplazada por esta salvaje persecución que, en toda su vida, jamás había tenido.
YunHo era esquivo, y eso lo irritaba. Pero también le gustaba la posibilidad de perseguirlo, tenía un no sé qué, que le fascinaba a MinGi en ese momento. Irónico, ridículo tal vez, pero lo estaba disfrutando, cuando no debería hacerlo.
De verdad, YunHo le trastocaba la cabeza en más de un modo. Sobre todo, lo hacía cambiar de parecer igual que el viento. Un viento que siempre iba en dirección a esa llamarada que era YunHo, para solo encenderla y avivarla.
A grandes zancadas siguió avanzando contra la tormenta, sus ojos sin perder de vista la azabache cabeza de YunHo.
YunHo por su parte avanzaba lo más rápido que podía y las condiciones le permitían. Quería correr lejos, sobre todo de MinGi. De sus palabras. De los recuerdos. De lo que le provocaba. Necesitaba generar una distancia y recordarse que lo odiaba, el enojo que ardía en sus venas yendo bien con ese sentimiento. Odiaba sus planes.
"Quiere destruir la isla", se recordaba a la vez que se sulfuraba consigo mismo, por su propio accionar. No se entendía y odiaba estar haciendo exactamente lo que MinGi le había encarado.
"Tan esquivo"
Estaba siendo esquivo al internarse en esa lluvia para huir de una conversación que lo incomodaba. De una conversación que exponía más preguntas que respuestas en su cabeza y lo hacían dudar. Lo hacían temer también de esa atracción inherente y que no debería sentir, pero su cuerpo se negaba a abandonar. Era tóxica hasta cierto punto, venenosa.
Agitando la cabeza, turbado, YunHo se concentró en continuar su caminata – huida- bajo el inclemente clima.
Podía escuchar, aún por sore el ruido de la lluvia, los pasos fuertes de MinGi, siguiéndolo. No lo sorprendía, si lo había seguido hasta la copa de los árboles, esto era nada. Lo mejor es que no terminaría con él encima.
No había ni una mísera posibilidad de que MinGi se cayera sobre él de nuevo. No tendría su largo y escultural cuerpo sobre su persona, aprisionándolo otra vez con sus músculos. Ni su aliento chocando contra su piel y...
Soltando una sarta de maldiciones, YunHo se agarró a una rama, su pie resbalando entre piedrecilla casi costándole una caída. Debía concentrarse.
Escuchó tras suyo un ronco "¿Estas bien?", que su obstinación le hizo ignorar y continuar su camino. Adiós buenas costumbres y afabilidad, si es que alguna vez las tuvo, estas ya no estaban en su sistema en ese momento. No cuando lo único que deseaba era huir.
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Mi Isla, Mis Reglas [YunGi]
FanficJeong YunHo ama la isla de Bonghwang. La protege como nadie, espantando a cualquiera que quiera dañarla, especialmente aquellos que quieren transformarla en alguna patraña turística. ¿Qué sucederá cuando los aires de progreso lleguen a la isla enfun...