𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟏𝟏

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Me rindo

Takeo detiene abruptamente sus pasos y las miradas incrédulas y confusas se posan atentamente sobre mi.

¿Que significa esto Mika-chan? Pregunta Takeo sin vacilar su sonrisa.

No es contigo con quien me interesa pelear Contesto con voz serena, mientras dirijo mi mirada directamente hacia Iyana, ganándome una ya conocida expresión furiosa de su parte.

Mis deseo de protegerla se esfumó por completo en el momento en el que clavó una navaja en mi costado y me empujó de aquel árbol. Tal vez mi deseo de venganza contra el Gen'ei Ryodan se hay vuelto confuso, pero lamentablemente aún sigo siendo una persona bastante rencorosa.

No pienso dejarlo pasar....

No pienso dejarlo pasar

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Tercer combate. Mikaela contra Iyana. Den un paso alfrente Ambas nos colocamos en medió del salón quedando así frente a frente.

¿Por qué no estás muerta? Pregunta Iyana sin rodeos con un índice venenoso en su voz

Alguien no fue lo suficientemente competente para apuñalarme bien Respondo adornando mi rostro con una sonrisa falsa y una mirada irónica.

¡Comiencen! Da por comenzado el árbitro del combate.

Iyana sin esperar ni un solo segundo más se alabanza sobre mi con sus orbes inyectados por un enfermizo desprecio. Al estar a solo unos centímetros sobre mi, me adelanto a golpear con fuerza la boca de su estómago con mi puño derecho dejándole en el suelo entre quejidos.

Ríndete, Iyana Ordeno con voz serena.

Lo lamento. Yo no soy como el padre de una Zorra que conozco.

Las palabras de Iyana me parecen sacarme de la realidad. La sola mención de papá hace hervir mi sangre de la misma manera en que lo hizo hace unos momentos con Gon.

¿Qué mierda dijiste?

Oh, por favor perdóneme... Solo me refería al perrito faldero del imbécil que tuvo la culpa de que masacraran mi clanSiento como las palabras de Iyana hacen calar la ira por cada poro de mi piel. Mi mandíbula y mis puños comienzan a temblar eufóricamente. Siento como nuevamente la boca de mi estómago comienza a arder y las lágrimas que cubrían mis orbes pasan a transformarse en ácido. Mis uñas nuevamente se entierran en las palmas de mis manos y mi sangre arde intensamente junto a mi epidermis.

Al contrario de hace unos minutos, dejo que la furia contamine mi sangre como magma haciéndome sentir omnipotente por unos segundos. Mi mano derecha toma del menton a Iyana la cual aún se mantenía en el suelo, mis uñas de entierran con fuerza en sus mejillas haciendo haciendo que los quejidos salgan de su boca tal y como lo hacen los pequeños ríos de sangre que gotean las heridas de su blanquecina mandíbula .

𝕲𝖗𝖆𝖓𝖎𝖟𝖔 𝖉𝖊 𝖑𝖚𝖓𝖆 • [𝙷𝚒𝚜𝚘𝚔𝚊 𝙼𝚘𝚛𝚘𝚠]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora