CAPITULO 20

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Al terminar la ultima clase las chicas me acompañaron hasta la salida pero Lariza aun no llegaba así que decidí llamarla.

–Hola cariño ¿ya saliste?–

Pregunto ella apenas tomo la llamada.

–Si, estoy en la entrada con las chicas, ¿Dónde estás?–

–Cariño ¿Podrías pedir a tus amigas que te acompañen mientras llego? Estoy atrapada en el tráfico y tardo como unos 15 o 20 minutos–

–Claro, te espero, te amo–

Las chicas con gusto aceptaron quedarse conmigo mientas llegaba Lariza por mí, pasaron alrededor de 5 minutos en los que hablábamos sobre el examen de la semana siguiente cuando en un abrir y cerrar de ojos dos hombres vestidos de negro y encapuchados se bajaron de una camioneta negra, sacaron armas de fuego y nos apuntaron a las tres, uno de ellos me toma del brazo y me pone en la cara un pañuelo con alguna sustancia de horrible olor, lo ultimo que recuerdo es como me subían a la camioneta y como mis amigas gritaban.

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Tengo un punzante dolor de cabeza, trato de abrir los ojos pero se me dificulta bastante, estoy acostada sobre algo duro, creo que es el suelo y empiezo a hiperventilar, trato de calmarme un poco y respirar profundamente, mis ojos siguen cerrados pero puedo percibir un olor a humedad y cigarrillo.
Logro abrir los ojos después de un rato para encontrarme encadenada en lo que parece ser un sótano; No se que hacer, ha pasado un rato desde que desperté y lo único que he hecho es llorar, no se en donde estoy ni quien pudo haberme raptado, escucho pisadas así que me hago la dormida de nuevo, la puerta se abre y oigo las pisadas acercarse a mí, una mano quita el cabello de mi cara y me acaricia la mejilla.

–Vaya, esa cosa si que es efectiva, lleva casi doce horas dormida–

Luego las pisadas se alejan y escucho como se cierra la puerta.
Su voz era inconfundible, era Pabllo, estuve llorando por otro largo rato cuando la puerta se abrió de golpe, no me dio tiempo de volver a hacerme la dormida.

–Ppr fin despiertas, mi bella florecita –

–¿Pabllo donde estoy? ¿Por qué me haces esto? –

Trato de levantarme pero las cadenas no me lo permiten.

–Recuerdas que hace un tiempo te dije que la mujer que me gusta la tengo? Debiste elegirme a mí y no a Lariza, pero despreocúpate no soy solo yo, esto es una sociedad–

–¿A qué mierda te refieres con "sociedad"?–

–No intentes gritar o pedir auxilio, aquí nadie te escucha, ahora eres toda nuestra–

Sin decir nada más salió cerrando la puerta y dejándome hecha un mar de lágrimas y desesperación, esto no me podía estar pasando a mí, lo único que quería era un abrazo de Lariza
mientras me decía que todo estaría bien.

Seguía llorando cuando Pabllo entro con una bandeja llena de comida, sin pronunciar palabra dejo la bandeja cerca de mí y se retiró.
No lo pensé mucho, estaba demasiado hambrienta como para rechazar la comida, luego de algunas horas vuelve Pabllo con un arma en la mano.

–Dios, estás demente, por favor déjame ir–

–Jajaja, ¿Crees que será tan fácil?–

–Te lo suplico, no me hagas daño–

Le ruego al ver que me apunta con el arma.

–Eso depende de ti, preciosa, voy a
desencadenarte y te daré una habitación más adecuada para una delicada flor como tú, pero si intentas escapar no tendré opción–

MI INICIO Y MI FINAL (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora