MI INICIO Y MI FINAL (COMPLETA)

CAPITULO 3

Para mi mala suerte inicié el día encontrándome con pabllo, dios este hombre ya se estaba poniendo demasiado fastidioso

–Buenos días, tami–

lo más seca que pude le respondí.

–Buenos días–

me miro intensamente.

–¿Por qué tan cortante?–

–No amanecí de muy buen humor–

–Yo te puedo hacer sentir mejor–

Dice esto con una voz seductora.

–¿Disculpa?–

¿Que se creía este cretino?

–Ya me oíste, yo te puedo quitar el mal humor–

Me tomo de la cintura y me pego a él, intento besarme, pero lo esquive me libere de sus brazos y le di una fuerte bofetada.

–¿Qué demonios es lo que te pasa? ¿Qué acaso no respetas a tu novia? Por si no lo recuerdas ella es mi amiga-

Era un hijo de puta de primera, y yo tenía mucha ira.

–¿Ese es el problema? Eso se resuelve fácil, termino con ella y listo–

No podía creer lo que acababa de decir este cretino.

–Estás loco, eres un completo imbécil–

Me aleje de él a paso rápido y me adentre en el consultorio aun un poco alterada.

–Buenos días, tami–

Me sobresalte al escuchar la voz de Lariza, no me había dado cuenta de que ya estaba dentro del consultorio.

–Buenos días, lariza–

–¿Por qué traes esa cara?–

se levantó para acercarse a mí y mi corazón empezó a latir demasiado
rápido.

–Por nada, solo…-

Lo pensé un momento.

–No me levante de muy buen humor–

–Está bien, si tú lo dices–

Note algo de duda en su tono de voz pero no le preste mucha atención.
La mañana transcurrió con normalidad, aunque debo admitir que algo incomoda, de vez en cuando compartíamos miradas pero yo volteaba rápidamente, ya casi era la hora del almuerzo así que
empecé a recoger mis cosas cuando Lariza se acercó a mi

–Tami, quisiera invitarte a almorzar, hay un restaurante aquí a la vuelta ¿Qué dices?–

La mire nerviosa, su última invitación no había salido muy bien que digamos pero aun así acepte; tomamos nuestras cosas y salimos de la clínica, caminamos una calle y al entrar al restaurante tomamos una mesa y ordenamos.

–Tenemos que hablar de lo que sucedió el viernes–

Aunque tenía razón, yo estaba evitando mirarla a los ojos por vergüenza de haber huido, pero no pude, mis ojos se anclaron en los suyos.

–Tienes razón–

–Yami, escucha–

Hizo una pausa como pensando en lo que diría y continúo.

–Sé que fue impulsivo de mi parte besarte de esa manera y no quiero que vayas a pensar que fue cosa del licor... Tu me gustas–

Sentí un trozo de carne atorarse en mi garganta y empecé a toser, tuve que golpear mi pecho varias veces para poder respirar de nuevo.

–POR DIOS!! TAMI ¿TE ENCUENTRAS BIEN?–

Cuando pude respirar bien la miré fijamente.

–Sí, solo fue la impresión–

Ella no apartaba la mirada de mis ojos, no y de los suyos.

–Sé que es apresurado, pero realmente me gustaste desde que entraste por primera vez a mi consultorio–

–Wow yo… no sé qué decir lariza–

–Se sincera conmigo ¿Te gusto besarme?–

Su pregunta hace latir mi corazón muy rápido, ¿me había gustado el beso? Si y mucho, estaba empezando a pensar que lo que sentía por lariza no era simple
admiración

–Si y estoy muy confundida–

Una enorme sonrisa adorno su cara, lentamente se acercó a mí y me beso, al igual que el primero este fue suave y delicado. Se separo de mí y me miro expectante.

–Por favor no corras esta vez–

Reí ante su comentario y volví a besarla, claro que no iba aa correr.

Termino la hora de almuerzo e íbamos de vuelta al consultorio cuando para mi desgracia nos cruzamos con pabllo

–Señoritas, buenas tardes–

–Buenas tardes Pabllo–

Lariza respondió con frialdad mientras yo preferí no responder y voltear mi mirada.

–Tami, me gustaría hablar contigo–

Pabllo dirigió su mirada a mí al igual que lariza, ella con una expresión confundida.

–¿Ustedes se conocen?–

Pregunto ella.

–Sí, Pabllo es el novio de una de mis amigas–

–¿Enserio? No sabía que tenías novia–

Lariza miró a Pabllo con desconfianza.

–Pues ya vez que si–

–Que extraño porque, hace unos días vi a una de las enfermeras salir de tu consultorio acomodando su cabello y su uniforme–

La afirmación de lariza hizo a Pabllo perder la paciencia.

–Cierra la puta boca, no deberías meterte en lo que no te importa maldita lesbiana-

Sin más dio la vuelta y se fue cabreado.

–Enserio no soporto a ese idiota–

–¿De verdad viste salir a una enfermera de su consultorio?–

–Si preciosa y no es la única, ese hombre se acuesta con la primera que se le cruza, es un mujeriego de primera y en esta clínica no hay una de las enfermeras jóvenes que no se haya acostado con él–

Volvimos al consultorio y trabajamos toda la tarde normalmente, estuve pensando en si debería decirle a becky lo que había descubierto, ella se veía muy enamorada, cada vez que hablaba de él
sus ojos brillaban y a mí me daban ganas de vomitar, él nunca me había agradado, pero aún así me gustaba ver a mi amiga feliz,  decidí no decirle nada a mi Becky, la quería pero estaba enamorada y se iba a poner del lado de él, sabía que no me creería si no le mostraba pruebas y yo no quería perder su amistad.

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