•NEGOCIACIONES•
—Podrías haberme rechazado si no me querías como tu aprendiz —dijo WooYoung mientras alcanzaba a San.
Choi continuó caminando. Ni siquiera lo miró.
WooYoung apretó los dientes y su temperamento se encendió.
—Han pasado años —dijo Choi, mirando al frente—.¿Todavía no has aprendido los escudos mentales?
WooYoung lo fulminó con la mirada, un sofoco de vergüenza se extendió por su rostro.
—Lo hice —dijo, levantando la barbilla.
—¿Lo hiciste? —Dijo Choi rotundamente—. Estás proyectando tus emociones con tanta fuerza que están probando incluso mis escudos, y mis escudos son perfectos.
—Por supuesto que sí —murmuró WooYoung por lo bajo, rodando los ojos.
Caminaron en silencio por un rato.
Cuando entraron en la cámara T, Choi le dijo a la computadora su destino y finalmente dijo:
—No recuerdo haber dicho nunca que no te quería como mi aprendiz.
WooYoung frunció el ceño y se miró las botas.
—No necesitabas decir eso. Las acciones hablan más que las palabras. Me has ignorado durante once años.
Sintió un destello de irritación saliendo de Choi cuando salieron de la cámara.
—No tiene nada que ver contigo. Soy un hombre ocupado. No tengo tiempo para niños.
WooYoung se sonrojó.
—¡No soy un niño! Tengo diecisiete años. Casi diciocho.
Choi finalmente se volvió hacia él y le dirigió una mirada aguda.
WooYoung lo fulminó con la mirada, su rostro calentándose. Muy bien, tal vez no era exactamente maduro en este momento, pero aun así, su punto se mantuvo.
—No estoy hablando de tu edad —dijo Choi —. La edad no es igual a la madurez. Tenía dieciseis años cuando me convertí en un Maestro Acólito.
WooYoung trató de ocultar su asombro. ¿Un Maestro Acólito a los dieciseis años? Menuda manera de hacer que alguien se sienta inadecuado.
—No te estoy diciendo esto para hacerte sentir inadecuado. Te estoy diciendo esto para mostrarte que podrías haber logrado mucho más para tu edad en lugar de ser un niño emocional y temperamental.
WooYoung lo miró con recelo.
—¿Estás leyendo mi mente?
—Apenas necesito hacerlo —dijo Choi, deteniéndose el tiempo suficiente para dejar que el escáner de seguridad haga su trabajo. Las puertas se abrieron y le hizo un gesto a WooYoung para que lo siguiera al interior—. Todas tus emociones están escritas en tu rostro, lo que solo prueba mi punto.
WooYoung frunció el ceño. Distraídamente, registró el amplio patio delantero de la hermosa mansión, pero su atención se centró por completo en el hombre que caminaba un poco por delante de él.
—¿Entonces realmente no me odias? —Se encontró diciendo, su voz siendo más pequeña de lo que le hubiera gustado.
La expresión de Choi se volvió bastante extrañada. Empujó la puerta principal para abrirla.
WooYoung lo siguió a la casa, a la gran sala de estar. Choi se volvió hacia WooYoung con el ceño fruncido.
—No sé de dónde sacaste la idea de que te odio. Antes que nada, no te conozco lo suficiente como para odiarte. Segundo, si te odiara, no te habría elegido entre cientos de iniciados. Te elegí porque mostrabas potencial cuando eras niño. Pero tu progreso no ha sido tan bueno como esperaba. Es por eso que te estoy haciendo servir a un aprendizaje de prueba —Miró a WooYoung a los ojos, su mirada severa pero no cruel—. No es un desaire, WooYoung. Quiero ayudarte a mejorar, pero soy un hombre ocupado y no puedo comprometerme con un aprendiz que no me convenga.
Mirando hacia abajo, WooYoung se mordió el labio inferior. Eso sonaba... razonable. ¿Sería posible que se hubiera equivocado acerca de Choi y que en realidad fuera un buen y amable Maestro?
Pero justo cuando lo pensaba, sabía que estaba mal. Era demasiado bueno para ser verdad, considerando lo que había observado de Choi San.
WooYoung levantó la mirada y dijo:
—Estás mintiendo.
—¿Perdón? — Choi dijo.
WooYoung cruzó los brazos sobre el pecho y miró al hombre.
—Puedes abandonar este acto amable. No lo estoy comprando. Siempre sé cuando la gente me miente —Eso fue una mentira, pero sí había telépatas que tenían ese don, y ¿cómo sabría Choi que WooYoung no era uno de ellos?
