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VOL. ONE; CH. THIRTEEN ༄ —— mundo en llamas.
Elodie Creole podría decir en qué momento su mundo dejó de girar. En ese segundo, la vida que ella conocía ardió en llamas. Fue entonces, arrodillada en el suelo con su hermano pequeño moribundo en brazos, cuando sintió que todo su sistema de creencias cambiaba.
— No —, susurró Elodie cuando los ojos de Kalen se encontraron con los suyos en una mirada débil. Sus respiraciones eran agitadas y ya estaba perdiendo fuerzas. Las manos de Elodie vuelan hacia su herida, intentando aplicar presión sobre la misma. En el fondo, sin embargo, sabía que no serviría de mucho. Sabía que era demasiado tarde.
— Está bien —. Una pequeña sonrisa se dibuja en los labios de Kalen mientras parpadea lentamente, — ni siquiera me duele.
— Mantente despierto, Kay —, exige Elodie a través de los dientes apretados mientras sus párpados se agitan, ignorando su reclamo. Mueve las manos para agarrarle las mejillas igual que antes, esta vez manchando su piel de porcelana con la sangre que recubre sus dedos.
— ¿Está muerto? —. pregunta Kalen, tensando el cuello para intentar ver el cuerpo inmóvil de Alister.
— Sí —, asiente Elodie, con los ojos repentinamente húmedos, — ambos lo están —. Relaja su cuerpo en señal de alivio, un suspiro se desvanece mientras mira hacia ella de nuevo.
— Elodie —, susurra Kalen de vuelta, extendiendo una de sus manos para sostener la mano de ella en su lugar, la otra cubriendo su estómago, — vas a estar en los tres finalistas.
— No —, repite Elodie, — No Kalen. No ahora, no así.
— Prométeme —, afirma Kalen, las palabras se debilitan a cada segundo. Respira entrecortadamente y cierra los ojos durante unos segundos de más. Los abre de nuevo con un jadeo tembloroso y repite: — Prométemelo.
— Cualquier cosa Kay —, afirma Elodie.
Los ojos de Kalen se encuentran con los suyos, — Mata a esos restantes hijos de puta, y vuelve a casa.
Elodie intenta reírse, pero en su lugar sale un sollozo que había intentado ahogar desesperadamente, — Por supuesto.
— Dile a mamá —, tose Kalen, con la sangre pintando sus labios, — Dile a mamá que estoy...
