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VOL. ONE; CH. SIXTEEN ༄ ——— sin rumbo fijo.
El agua se precipita. Elodie mira a su alrededor, confundida. ¿De dónde viene el agua? Entonces la ve, una cascada. No cualquier cascada, la cascada. De la arena. Elodie gira la cabeza y observa las ramas, los arroyos, la maleza. Ha vuelto, está en la arena. De repente, un grito suena detrás de ella, — ¡Elodie! —. Es Kalen.
Elodie se da la vuelta para enfrentarse a él, y sólo entonces se da cuenta de que tiene un cuchillo en la mano. Elodie suelta el cuchillo mientras se enfrenta completamente a la figura detrás de ella. Ella esperaba ver a Alister recibir el golpe del cuchillo, como lo que había pasado antes. Sin embargo, cuando se detiene por completo, ve a quién le está clavando el cuchillo en realidad: Kalen.
El grito ahogado de Elodie y el gruñido de Kalen parecen armonizar mientras resuenan en la arena circundante. Elodie se precipita hacia adelante y aplica presión sobre la herida, murmullos de "no" saliendo de sus labios repetidamente. Sin embargo, cuando sus manos hacen contacto con la zona infligida, no hay sangre. De hecho, todo el cuerpo ha desaparecido. Otra voz suena de nuevo detrás de ella: — ¡Elodie!
Se da la vuelta de nuevo y ve a Kalen de pie, con el cuchillo aún clavado en el torso.
— Todo esto es culpa tuya —, afirma Kalen, dando un paso hacia ella. Elodie sacude la cabeza y se levanta rápidamente. Sus hombros se ponen a la defensiva, aunque sabe que no podría hacerle nada. — Imagina lo que piensa papá, imagina lo que piensa el distrito.
Elodie sigue negando con la cabeza, dando un paso atrás por cada paso que él da hacia adelante. — Eres un fracaso más —. La palabra fracaso sigue resonando mientras los dos dan pasos sinónimos antes de que, de repente, Kalen se detenga.
— No eres mejor que Maddyn... — en eso, hay un sonido que es una mezcla de un gemido y un grito desde detrás de ella. Elodie se gira, asegurándose de mantener a Kalen en su visión periférica, y ve el cuerpo de una chica atrapado en una red con un cuchillo que Eloide reconoce claramente como el suyo propio clavado en el estómago. El cuerpo se agita un par de veces antes de que la red caiga. Cuando caen al suelo, el cuerpo se calma lo suficiente como para que Elodie pueda distinguir su rostro: es Maddyn. Sus ojos azules son idénticos a los de Kalen mientras miran, inmóviles, hacia el cielo.
— Mads —, susurra Elodie. Como si el murmullo de su nombre hubiera llamado su atención, los ojos de Maddyn se dirigen a Elodie. El frío azul contiene un nivel de furia que Elodie sólo había visto unas pocas veces en su vida, y nunca había sido dirigido a ella. El estómago de Elodie se llena de una sensación de puro pavor, y de repente siente una oleada de empatía por los tributos a los que Maddyn se había enfrentado en la arena. Maddyn comienza a ponerse en pie y Elodie retrocede a trompicones.
