⁹, ʷᵃᵗᵉʳᶠᵃˡˡˢ ᵃⁿᵈ ᵗʰʳᵒʷⁱⁿᵍ ᵏⁿⁱᵛᵉˢ

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VOL

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VOL. ONE;
CH. NINE
༄ ——— cascadas y cuchillos arrojadizos.











El sonido del agua que corre es ensordecedor cuando Elodie sube a la arena. Es una cascada, o mejor dicho, varias. Sus ojos azules y brillantes comienzan a observar el terreno. Las plataformas de los tributos están todas situadas en un acantilado de piedra caliza¹, rodeadas por unos 30 centímetros de agua. Las montañas cubiertas de nieve continúan elevándose a su izquierda. El sol, directamente en lo alto, muestra que es cerca del mediodía en la arena, aunque Elodie sabe que no puede ser más tarde de las nueve en tiempo real. Tres arroyos separados atraviesan las montañas, todos sobre la superficie del acantilado. Se juntan en un solo río, inundando la zona que rodea la Cornucopia.

El río se mueve con la suficiente rapidez como para poner a Elodie en apuros –pero no tan rápido como para preocuparla de verdad– por encima del borde del acantilado hacia el lago que se encuentra 30 metros más abajo. Elodie se pregunta si el agua es potable, supone que no. La niebla del torrente baña a Elodie, dejándola inmediatamente mojada y temblando. Aquanetta había tenido razón al decir que haría frío; el frío del viento es suficiente para hacer que un escalofrío recorra la columna vertebral de Elodie.

Cincuenta segundos. Volviéndose hacia su derecha, Elodie mira la arena que hay debajo. El acantilado se alza, amenazador, sobre un espeso bosque. Todo son cedros² y abetos³ colgados de musgo verde oscuro, junto con maleza y matorrales que amenazan con hacer tropezar los pies inexpertos cuando se intenta avanzar por el empinado bosque.

Por suerte, Elodie tiene mucha experiencia.

La orilla del río es toda de piedra caliza y grava de esquistoy barro. Se arrastra hasta fundirse con la cara de la montaña. Se puede seguir la pendiente hacia el bosque de abajo.

Las plataformas de los tributos están en forma de U alrededor de la Cornucopia, con el lado abierto hacia la caída del acantilado. En el agua, frente a ellas, había mochilas impermeables. Iban a la deriva en el río, la corriente llevaba las mochilas más cerca del borde. Elodie sólo podía suponer que el equipo bueno era en el que había más riesgo de caer por las cataratas.

Cuarenta segundos. La Cornucopia se eleva ligeramente fuera del agua, descansando sobre una colina de esquisto y piedra caliza. Las armas brillan en su entrada. Los ojos de Elodie captan casi inmediatamente el cinturón de cuchillos en el extremo izquierdo. Sus ojos siguen a lo largo de la superficie del cuerno de oro, encontrando un estante de espadas y evaluándolas mentalmente. De las cinco espadas que hay allí, Elodie se fija en la segunda más pequeña, que debería ser un arma lo suficientemente ligera para su hermano. Después de todo, no tendría la oportunidad de cogerla él mismo.

𝐁𝐋𝐎𝐎𝐃 𝐈𝐍 𝐓𝐇𝐄 𝐖𝐀𝐓𝐄𝐑... 𝗳𝗶𝗻𝗻𝗶𝗰𝗸 𝗼𝗱𝗮𝗶𝗿 | EspañolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora