¹⁷, ᵃ ˡⁱᵗᵗˡᵉ ᶜᵒᵐᵖᵃˢˢⁱᵒⁿ

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VOL

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VOL. ONE;
CH. SEVENTEEN
༄ —— un poco de compasión.












A Elodie le duelen los músculos al levantarse de la cama a la mañana siguiente. Su mente le pide a gritos que se retire, que hay peligro. Se obliga a apartar esos pensamientos mientras se prepara a trompicones. Coral está allí para recibirla en la puerta de su habitación y llevarla al pasillo para una comida rápida. Una comida en la que Mags falla desesperadamente a la hora de lanzarle miradas sutiles, y Finnick ni siquiera intenta ser sutil con sus miradas.

En poco tiempo, salen por la puerta del centro de tributos y se abren paso entre la multitud de ciudadanos de la capital que están allí para despedirla. Sus gritos son ensordecedores, pero Elodie aguanta lo suficiente para mantener las apariencias. Coral va delante, dejando que Elodie la siga, con los dos mentores detrás.

La mano de Finnick se posa en la espalda de Elodie mientras ésta sube los escalones, y a Elodie se le ocurre darse la vuelta y mandarle a la mierda o algo así. Sin embargo, eso no sería muy bien visto por las miles de personas que están enamoradas de él, así que no lo hace.

El viaje en tren transcurre en silencio, cada uno se aísla en diferentes zonas del tren. Elodie se encuentra de nuevo en la parte trasera del tren. Observando el paisaje de Panem en una gama de verdes, marrones y azules. Es relajante, no concentrarse en nada más que en los colores. Olvidar todo lo que ha pasado y lo que va a pasar.

En su mente no cabe la duda de si sus padres se alegrarán o no de verla. Es un no rotundo. De hecho, no está segura de que sus padres vayan a verla. Sin embargo, esas son preocupaciones para otro momento. En este momento, sólo hay los colores tranquilos del cielo que se encuentran con los árboles.

Al menos, eso se supone, hasta que el inconfundible sonido de las puertas automáticas del tren abriéndose la hace darse cuenta de que ya no está sola. Los pasos que se acercan son calculados pero seguros; Finnick. Elodie lucha contra el impulso de quejarse cuando el hombre se sienta en el sofá frente a ella. Le oye inhalar, a punto de hablar, pero se le adelanta.

— Realmente no estoy de humor para lo que sea que vayas a decirme —. Finnick suelta una carcajada ante sus palabras, y Elodie puede ver cómo sacude la cabeza por el rabillo del ojo.

𝐁𝐋𝐎𝐎𝐃 𝐈𝐍 𝐓𝐇𝐄 𝐖𝐀𝐓𝐄𝐑... 𝗳𝗶𝗻𝗻𝗶𝗰𝗸 𝗼𝗱𝗮𝗶𝗿 | EspañolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora