Juntos ²| Jungkook

Capítulo 25

Me abrazo a Jungkook, negandome a levantarme para asistir a clases. Me siento celosa porque él no tenga que ir, pero más que se tenga que quedar en la cama por cuanto tiempo quisiera.

–Ya es hora – me besa la cabeza.

No es por el simple hecho de pasar casi toda la noche y parte de la madrugada sin poder pegar un ojo o el no querer ir, sino por querer visitar a papá y estar con él por muchas horas, si es posible hasta que se recupere.

He tratado de ser fuerte los últimos días, gracias a los chicos y Gulf, logro olvidarme de lo malo que me rodea, no por mucho tiempo, eso está muy claro. Está muy claro el que quiero darme por vencida, quiero dejar de ser fuerte, llorar hasta que no pueda derramar lágrima alguna, quiero y lo puedo hacer, pero no el ver a mi familia preocupados por mi, si suficiente tenemos con el que papá siga en el hospital.

Por si fuera poco, el día está en contra de nosotros, puedo notarlo a través de las cortinas, que el cielo está nublado y puede que el sol no se aparezca por lo que resta de la mañana. Eso solo me hace sentir mucho peor.

–¿Cómo te sientes? – me escondo en su pecho – ¿Qué tan mal estás?, ¿si sabes que estamos para tí, no?

Restriego mi rostro para llenarme más de su calidez y olor, que logran embriagarme y calmarme.

Calma. Solo puedo obtenerla estando con él, con los chicos, con mis padres, mis tíos, mi hermano, Yang Mi, con mis amigos. Duele. El querer tenerla para siempre y que de un instante a otro se esfume.

–No tengas miedo, verás que pronto pasará y solo habrá sido una pesadilla.

–¿Ellos también se irán?

Habían sido tres años pacíficos, aún si JunSun quisiera matarme con su mirada, nunca se propuso a joderme la vida, no es hasta que aparece Mi-Suk y se le une su hermano, tampoco dejaba afuera a Jisoo y su prometido.

Es su turno de apretujarme. Ambos sabemos que es muy imposible el que desaparecieran así como así. Tal vez le damos una solución si los que hacen eso son otros, por ejemplo yo.

–Puedes llorar, gritar, golpearme.

–Sería muy insensible de mi parte.

–Oh, vamos, sabes que tu novio es muy fuerte así como tú – salgo de mi escondite para verlo – Como lo oyes, lo eres y mucho.

–Claro que no.

–Entonces yo tampoco.

Frunzo mi ceño.

–Así es, no lo soy. Soy demasiado débil si se trata de tí. Tienes algo que me vuelve muy chiquito.

Besa mi frente y luego se coloca a la misma altura en la que estoy para frotar su nariz con la mía y también colocar sus labios ahí.

–Yo igual me preocupo, yo igual lloro, yo igual tengo miedo de lo que pase, yo igual he pensado en darme por vencido.

Los primeros meses después de empezar a salir,era muy duro el verlo derrumbarse por la ausencia de sus padres.

–Y sigo aquí, como Choi Seohyun. Seguimos aquí, juntos, apoyandonos, amandonos.

Besa mis labios lentamente, no una, ni dos veces, los besa lo suficiente como para dejar salir lo poco que vengo acumulando en mi interior.

Nos quedamos en la misma posición, escuchando mis sollozos, hasta que fueron disminuyendo y dejaron en completo silencio la habitación. Solo bastaron cinco minutos de él, para darle paso a la lluvia.

–Es mejor que te quedes – acaricia mi espalda.

–¿A caso lees mentes?

Niega –Mi corazón me lo venía diciendo desde que desperté, exactamente hace una hora.