Capítulo 9

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–Si luego los flashes me atacan, sabes el porqué.

Y es que al apenas pisar el estacionamiento, las miradas rápidamente se fueron a mi cabello, jodidamente estupendo.

¿Cómo surgió la brillante idea?, bueno, todo empezó cuando el maestro Park daba su estúpida - para mí desde que me dió su estúpido comentario - clase, entonces me fijé en el marcador que movía constantemente al explicar lo que fuera, además de anotar algo en la pizarra, me imaginé lo que sería tenerlo, aunque si pensaba en teñirmelo completo, de no ser porque la estilista de los chicos raperos, no constaba de más y estaba más que segura en que solo lo quería de tal color.

En el salón fue lo mismo, lo sé, enamoro a quién sea que me vea pasar. Pensé que sus cuellos se iban a dislocar por girarlo de tal manera, ahora ya no pienso que soy una famosa modelo, sino un bicho raro con un tercer ojo en su frente.

–Buenos días chicos – ah, lo notó – Para empezar con la clase, ¿personas reconocidas en el movimiento de la ilustración?

Lo sé, no se lo diré.

Waaaa, hasta puse una cara que definiría un "me importa una mierda todo", además de mantener un audífono, que me estuve poniendo desde la última vez que nos vimos, es decir, viernes. Cabe decir, copié unas cuantas cosas - como dos líneas -. Si iba a dar explicaciones dignas de un Grammy, que busque nuevos temas que impartir.

Me pasó a rellenar un esquema, sin dejar hueco alguno, quizá pensaba que le diría que no recordaba y así ponerme en vergüenza, tan equivocado estaba...así como lo estuvo al pensar que aceptaría su bendita propuesta. Al darle el plumón, frunció el ceño, ¿qué quería, un puto beso?.

Bien, me he de estar comportando como una chiquilla de quince años, haciendo estupideces sólo porque sus padres no le hacen caso. Ahora no solo se están fijando en mi cambio; susurran sin disimulo alguno.

Los cuarenta y cinco minutos restantes, me motivé a dibujar otra vez a Jungkook. A centímetros de salir, de no ser por sentir su agarre en mi brazo y las ganas no me faltaron de putearlo, pero, tengo que mantener mi historial intacto.

–Estás metida en otro mundo – ajá.

–Necesita nuevos lentes – vaya mierda – ¿Es todo?

Se cruzó de brazos –Debería de reportar este comportamiento al rector – ¿que lo haga o no? – No es la primera vez que lo haces.

–Oh, marketing está a punto de comenzar y no me la quiero perder, ni reprobarla.

–¿La mía si?

Le di una sonrisa en modo de despedida.

Bien, Choi Seohyun, la chica que llegó por sus excelente calificaciones, a quién la han visto cada que se puede con un grupo de chicos llegar, como si son sus guardaespaldas, que no rompe ni un plato. Así he sido catalogada. Es seguro que eso cambió hoy, ya que, igual este otro maestro, me analizaba con sus grandes ojos.

Dejaron actividad por hacer. La siguiente clase acabó junto con el rugir de mi estómago, desesperado por poder estar en la cafetería, con olores yendo y viniendo. Sumando mi corazón alterado con el simple pensamiento de poder ver ya a mí chico pelinegro salir con cámara en mano, viéndose malditamente perfecto, con su jean roto por las rodillas, camisa con las mangas dobladas y aretes plateados. ¿Por qué eres tan hermoso, eh, Jungkookie?.

Genial, de no ser que había terminado ya el café, hubiera hecho un desastre con el cuaderno que llevaba afuera, el que tiene más retratos de Jeon.

–Disculpame. No veía por dónde iba.

–Se nota.

Quedaba mejor: abre bien los ojos, imbécil.

Al darle una mirada fulminante, alzó las cejas, quizá esperaba que fuera esa persona que en un futuro será su alma gemela. El que ladeara la cabeza junto con una de sus comisuras, lo dejó en claro.

Juntos ²| JungkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora